Tras la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida quedaron en el ambiente más preocupaciones que esperanzas: las principales trasnacionales productoras de los medicamentos contra la enfermedad, por ejemplo, privilegian el negocio del tratamiento por encima de la investigación para desarrollar una vacuna; en el caso de México, la medida anunciada por el presidente Calderón "eliminar los requisitos de planta" para que los laboratorios de otras naciones puedan introducir y comercializar sus medicamentos en el país sólo acarreará, según los expertos, beneficios mínimos; y, por lo demás, sigue siendo un hecho el que la discriminación social y laboral de los enfermos, así como los prejuicios de la derecha religiosa y política, no contribuyen en nada a crear soluciones sensatas
JENARO VILLAMIL
MEXICO, DF/AGOSTO 9, APRO
Ni enemigos absolutos ni aliados incondicionales, las grandes empresas farmacéuticas volvieron a estar presentes como actores del gran negocio que ha representado el VIH-Sida en todo el mundo "calculado en 3 mil millones de dólares anuales", al tiempo que miles de activistas reclamaron a los gobiernos de 195 naciones, responsables de los programas de prevención de una pandemia que alcanza diariamente a 7 mil 400 personas, el cambio de políticas que estigmatizan, discriminan y criminalizan a los sectores más vulnerables.
Pedro Cahn, presidente saliente de la Sociedad Internacional de VIH-Sida (IAS), sintetizó con las siguientes palabras el problema de salud que viven entre 33 y 36 millones de personas: "Miles de seres humanos adquieren una enfermedad prevenible y miles se mueren por una enfermedad tratable".
Las cifras analizadas en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida realizada en la ciudad de México documentaron el reto de frenar una pandemia que puede llegar a 60 millones de infectados en 2015 si no se cumple la meta de "acción universal, ya".
Sólo 3 millones de personas, el 10% de los afectados en el planeta, tienen acceso a los medicamentos; en México son menos del 25% de las 200 mil personas que viven con VIH-Sida. Por cada dos pacientes que acceden al tratamiento, cinco adquieren el virus; el 45% de los nuevos casos se registraron entre jóvenes de 15 a 24 años, y 33% fueron mujeres.
Para el 2010 se planteó la meta de llegar a 4.6 millones de personas con acceso al tratamiento, lo cual reclamará fondos por más de 40 mil millones de dólares en dos años y el incremento en algunas regiones de 8 mil a 12 mil dólares del desembolso por persona, según cálculos de Peter Piotr, director de Onusida.
El fracaso experimentado en la búsqueda de una vacuna demostró las dos caras de la batalla contra el VIH-Sida. En 2006 los fondos para encontrar una vacuna fueron menores a los mil millones de dólares (933 millones), menos del 10% del total de 10 mil millones utilizados para hacer frente a la pandemia. Sin embargo, los medicamentos han ahorrado miles de muertes en países donde hay acceso a ellos.
Farmacéuticas y VIH
Las siete grandes trasnacionales de la industria farmacéutica poseedoras de los 25 medicamentos autorizados por las dependencias sanitarias "principalmente Abbot, Merck Sharp and Dohme, Glaxo Smith Kline, Roche, Bristol Myer, Bohering Ingelheim y Tibotec" han concentrado sus esfuerzos e inversiones en investigación en los fármacos para el tratamiento de por vida. A este grupo se sumará la poderosa Pfizer, dueña de la patente de Viagra, con un nuevo producto para seropositivos con múltiples tratamientos: el Maraviroc.
El último laboratorio en apostarle a una vacuna fue Merck Sharp. En la conferencia realizada en el Centro Banamex, esta empresa confirmó el fracaso de sus investigaciones en este terreno y dio a conocer un nuevo medicamento, el Raltegravir, que forma parte de una de las "seis familias" de tipos diferentes de productos para enfrentar el VIH-Sida.
Hasta ahora, la mayoría de los fármacos existentes se dividen en los siguientes tipos: inhibidores de transcriptasa nucleósidos y no nucleósidos, de proteasa, de integrasa, de fusión y de entrada o CCR5. A la combinación de dos o tres de cada tipo se le conoce como terapia antirretroviral altamente agresiva (HAART, por sus siglas en inglés).
El investigador Anthoni Fauci, una de las autoridades más reconocidas en el mundo por los avances en el tratamiento, advirtió en la conferencia que gracias al HAART se podrá lograr la "cura funcional" del VIH-Sida. Esta "cura funcional" convierte al VIH-Sida en una enfermedad crónica, similar a la diabetes o a la artritis, que deben tratarse de por vida.
Sin embargo, Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, señaló que la vacuna podrá lograrse siempre y cuando se emprendan esfuerzos conjuntos entre médicos, industrias farmacéuticas, agencias internacionales y gobiernos.
Fauci explicó por qué han fracasado los intentos por obtener una vacuna: El VIH es muy diferente a todos los demás virus y bacterias que se conocían. El cuerpo no puede limpiarse por sí solo, ya que este mal ataca el sistema de defensas. Fracasaron los dos intentos de investigaciones en células T y en proteínas para obtener la vacuna.
El reclamo a las empresas farmacéuticas para que bajen sus precios fue insistente a lo largo de la conferencia. Las protestas se concentraron, sobre todo, contra el laboratorio Abbot, fabricante de Kaletra, esencial para el tratamiento del VIH-Sida.
Activistas colombianos denunciaron que su costo por paciente al año es de mil 683 dólares. Si obtuvieran una licencia que permitiera la competencia de un medicamento genérico, esa cifra disminuiría a 550 dólares anuales por persona.
"Abbot, ¡ya basta, licencia ya!", gritaron en los pasillos del Centro Banamex, donde se realizaban las sesiones de la conferencia. Francisco Rosas, de la organización colombiana Ifarma, pidió que su país tomara el ejemplo de Brasil, gobierno que eliminó las patentes para producir el medicamento nacionalmente.
El mismo laboratorio fue señalado por el secretario de Salud mexicano, José Angel Córdova, como una de las dos empresas (la otra fue Bristol) que se negó a entrar en las negociaciones para aplicar descuentos de 25 a 41% en sus antirretrovirales.
Córdova informó que estas negociaciones con cinco laboratorios (Glaxo, Stedhal, Roche, Merck y Pfizer) permitirán ahorros por 310 millones de pesos para el sector salud.
Por otro lado, voceros de los grandes laboratorios se han quejado porque la autoridad sanitaria mexicana no ha autorizado el registro para cuatro nuevos fármacos que se integrarían a la lista oficial de 31 disponibles en México.
El anuncio de Calderón
Al inaugurar la conferencia internacional en el Auditorio Nacional, el domingo 3 de agosto, el presidente mexicano Felipe Calderón anunció que "con el fin de lograr precios más competitivos" decidió eliminar los "requisitos de planta" para que los laboratorios de otras naciones puedan introducir y comercializar sus medicamentos en México.
La medida fue comparada, por algunos medios, como una decisión similar a la de Brasil, Tailandia o la India, que eliminaron las patentes. No fue así. Sin embargo, organismos representantes de la industria farmacéutica nacional se quejaron por la medida.
En un desplegado, difundido el 7 de agosto, la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos (Amelaf) y la Industria Químico Farmacéutica de Occidente (Iquifao) criticaron la decisión por "poner en riesgo la seguridad sanitaria del país" y por ser una decisión "mediática".
Argumentaron que "no tendrá efecto en los precios de los antirretrovirales de patente, que fue el argumento que se manejó para justificar el decreto, ya que esos medicamentos son de muy alta especialidad, siempre se han importado y sus precios son fijados no por el mercado sino por los laboratorios trasnacionales".
Según estas agrupaciones, la medida, registrada en el Diario Oficial de la Federación del 6 de agosto, generará crisis en la industria farmacéutica nacional y cancelaría 40 mil empleos directos.
Consultado por Proceso sobre el impacto de dicha determinación en el combate al VIH-Sida, el investigador Luis Soto, copresidente de la Conferencia Internacional, estimó que sólo impactará en cuatro medicamentos que se podrán obtener como genéricos y, por tanto, beneficiará apenas al 15% de las personas que reciben tratamiento en las instituciones de salud pública, ya que la mayoría se realiza con fármacos de patente.
El ahorro, calculó Soto, "será mínimo". Si hubiera adoptado una fórmula similar a la de Brasil, que eliminó las patentes, el ahorro hubiera sido de más de 80%. No obstante, el investigador también consideró que ni la desaparición de las patentes ayuda actualmente, ya que la mayoría de los pacientes con tratamiento antirretoviral agresivo (HAART) utilizan medicamentos de muy reciente creación y no existen genéricos equivalentes.
"La calidad del tratamiento estaría en riesgo con sólo genéricos", afirmó Soto. "Al crear un nuevo fármaco en el mercado, siempre es más caro. Necesitamos empujar a una reducción de precios", abundó.
El mismo argumento han mencionado diferentes compañías farmacéuticas, como Pfizer, que advierten que los medicamentos de reciente creación son más caros por el costo de investigación. Pfizer negoció la disminución del 30% en el precio de sus productos.
Según el secretario de Salud, José Angel Córdova, "no vamos a cambiar calidad por precio, siempre será primero la calidad. No vamos a arriesgar tampoco a los enfermos; si queremos medicamentos de Cuba o de otros lados, es porque también van a pasar todas sus pruebas, igual que todos".
Prevención y sexualidad
La eliminación de los requisitos de planta no incluye otro ángulo importante del combate a la epidemia en México: reforzar las estrategias de prevención y, especialmente, de educación sexual, sobre todo entre los más jóvenes, de 15 a 25 años, que se han convertido en el sector con el mayor porcentaje de casos recientes de infección de VIH-Sida. Tampoco contempló evitar la transmisión de madre a hijo. En México, sólo el 32% de las mujeres con VIH-Sida tienen acceso a medicamentos.
Peter Piotr advirtió en diversas intervenciones de la conferencia que es alarmante el incremento de infecciones en jóvenes gays, en hombres que tienen sexo con hombres (HSH), "incluso en sociedades con niveles bajos de discriminación".
"El verdadero negocio debe ser la prevención", sentenció.
Durante la clausura de la conferencia los activistas mexicanos Carlos García de León, de Ave de México, María Elena Dávalos, de la organización Mexicanas Positivas de por Vida, y el transgénero Jennifer Jasso plantearon que los sectores más vulnerables y que requieren una estrategia de prevención son los HSH, los usuarios de drogas intravenosas, las mujeres indígenas, las poblaciones fronterizas y los trabajadores y trabajadoras sexuales.
En la misma clausura, el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, indicó que en México "existen regiones donde no se puede hablar de condón ni de homosexualismo. Lo que necesitamos es un cambio en la cultura de la sexualidad".
Paradójicamente, mientras se realizaba la conferencia internacional, el Gobierno Federal le prohibió al gobierno capitalino la distribución de nuevos libros de texto sobre sexualidad en los niveles de bachillerato porque no "están autorizados".
El sábado 2 de agosto, el mismo secretario de Salud, José Angel Córdova, participó en la marcha contra el estigma, la discriminación y la homofobia, y el presidente Felipe Calderón presumió en la inauguración del 3 de agosto que se ganará la batalla contra el estigma "en el terreno de la educación, a partir de promover no sólo la prevención respecto al VIH, sino también respecto de la discriminación, mediante una promoción activa de la cultura de la tolerancia, difundiéndola, pero también practicándola".
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