Será el viernes cuando pase la estafeta al nuevo obispo Hilario González
Foto: Zócalo | Agencias
Saltillo, Coah-. Una importante etapa en la Diócesis de Saltillo ha llegado a su fin, con Raúl Vera celebrando su última misa dominical en la Catedral de Santiago.
Como administrador apostólico se cerró la “era Vera” al frente de la grey, que comprende las regiones Sureste, Centro y Desértica en el estado.
Al mediodía del pasado domingo, luego de que el administrador apostólico celebró la eucaristía y dio un sermón, como siempre salpicado de temas políticos y sociales, el párroco de la Catedral de Santiago, Plácido Castro, le dirigió unas palabras de despedida, mencionándole que logró poner en marcha el plan para llevar el evangelio a los más alejados.
Tendiendo puentes
Fue un ya lejano 19 de marzo del año 2000, cuando José Raúl Vera López llegó procedente de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a tomar posesión de esta Diócesis, a la que en casi en 21 años le cambió la cara, tendiendo la mano a los migrantes, a la comunidad LGBTT, a familias de personas desaparecidas, familias de mineros, pero además preocupado por incluir a todos en la buena nueva.
Plan pastoral
Dos décadas después, Raúl Vera está seguro de que el trabajo por el Reino de Dios debe continuar, que el plan pastoral debe seguir sin él, pues no es un plan suyo sino de la Iglesia. Y aunque no se atreve a decir que se queda satisfecho, reconoce que se trabajó por la justicia social formando una pastoral mucho más activa; que logró la fundación de la Casa del Migrante Belén en Saltillo; la creación del Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios; acompañó a los mineros del carbón en sus luchas, especialmente después del accidente en la mina Pasta de Conchos; fundó la comunidad San Aelredo para dar acompañamiento espiritual a jóvenes con diversidad sexual, y acompañó a los colectivos de personas desaparecidas.
Como administrador apostólico se cerró la “era Vera” al frente de la grey, que comprende las regiones Sureste, Centro y Desértica en el estado.
Al mediodía del pasado domingo, luego de que el administrador apostólico celebró la eucaristía y dio un sermón, como siempre salpicado de temas políticos y sociales, el párroco de la Catedral de Santiago, Plácido Castro, le dirigió unas palabras de despedida, mencionándole que logró poner en marcha el plan para llevar el evangelio a los más alejados.
“Recuerdo que usted nos decía: si el evangelio no llega a los de allá, aunque llegue aquí no servimos’, y toda su vida ha sido así, y ha estado dale y dale, y decía que así como en su examen de ingeniería le pusieron a resolver un problema de cómo hacer llegar el agua de un pozo a las casas de arriba, aquí hay que llegar a los más alejados”, refirió el padre Castro Zamora, concluyendo con un aplauso que secundó la centena de personas en el templo.
Tendiendo puentes
Fue un ya lejano 19 de marzo del año 2000, cuando José Raúl Vera López llegó procedente de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, a tomar posesión de esta Diócesis, a la que en casi en 21 años le cambió la cara, tendiendo la mano a los migrantes, a la comunidad LGBTT, a familias de personas desaparecidas, familias de mineros, pero además preocupado por incluir a todos en la buena nueva.
“Mi interés principal fue hacer llegar lo más ampliamente y con eficiencia pastoral el evangelio, y eso pues tiene que seguir. Hay un proyecto pastoral que está planificado para largo plazo, y aquí se queda un proyecto organizado que tiene que fortalecerse, claro que sí, que hemos trabajado en estos años”, comentó Raúl Vera.
Plan pastoral
Dos décadas después, Raúl Vera está seguro de que el trabajo por el Reino de Dios debe continuar, que el plan pastoral debe seguir sin él, pues no es un plan suyo sino de la Iglesia. Y aunque no se atreve a decir que se queda satisfecho, reconoce que se trabajó por la justicia social formando una pastoral mucho más activa; que logró la fundación de la Casa del Migrante Belén en Saltillo; la creación del Centro Diocesano de Derechos Humanos Fray Juan de Larios; acompañó a los mineros del carbón en sus luchas, especialmente después del accidente en la mina Pasta de Conchos; fundó la comunidad San Aelredo para dar acompañamiento espiritual a jóvenes con diversidad sexual, y acompañó a los colectivos de personas desaparecidas.
“Fueron las cualidades de los norteños las que armaron el trabajo en esta Diócesis; ustedes los norteños son más organizados, les cuesta sacar el trabajo de la tierra y esas cualidades de emprendedores las metieron a las asambleas, eso me llevo de los norteños. Y me voy con la esperanza de que van a seguir trabajando, porque falta la segunda etapa del plan pastoral”.
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