jueves, 18 de octubre de 2018

El 68, presente


Soldiers forcibly cut a student’s hair after he was arrested during demonstrations near Mexico City’s Tlatelolco plaza Oct. 3, 1968 after a night of violence between the army and protesters. The clashes, which have come to be known as the “Massacre of Tlatelolco” after the downtown plaza where they occurred, killed as many as 300 people. However, most Mexican media published army reports that 27 people had been killed. (AP Photo)
Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Septiembre 27 de 2018
Conmemoramos el cincuentenario del movimiento estudiantil de 1968, ese acontecimiento amargo, de persecución, cárcel, exilios y hechos traumáticos que alteró y cegó muchas vidas; los sobrevivientes recuerdan aquellos tiempos de represión en los que no había libertad.
Aunque el movimiento estudiantil dio lugar al surgimiento de un fuerte efecto de fraternidad que además fue la expresión de una transformación silenciosa que vivía el país y el mundo, de ahí surgió la liberación sexual, el feminismo, Martin Luther King, la conciencia ecológica, así que esa conjunción de hechos mundiales le da un peso enorme al 68 porque fue un reclamo político certero al orden establecido que vino a cambiar la cultura nacional y la historia del país.
Los efectos del movimiento del 68 fueron, en primer lugar, la politización de la sociedad de la que surgieron una serie de rebeliones y reclamos de sectores activados gracias al movimiento de los jóvenes universitarios dando lugar a un amplio ciclo de reformas que brindaron sentido a la relectura del 68, y lo esencial es que la libertad nunca se olvida, la libertad es ya un valor cultural, no una dádiva de los políticos, esa es una herencia del 68, aunque es un movimiento dialéctico, ya que  por un lado estuvo la infamante represión y por otro el florecimiento de la conciencia de la libertad, la de las clases medias, de la pobreza generalizada, aunque no hubo voluntad de las autoridades para avanzar hacia la justicia social.
Coahuila es un buen ejemplo del empeño del gobierno en golpear a los grupos vulnerables como en el 68. Esta semana los jubilados, pensionados y activos del Sistema Educativo Estatal, de la UA de C y de la UAAAN pertenecientes a la Coalición de Trabajadores de la Educación de Coahuila tomaron las instalaciones del Congreso local para exigir que los diputados cumplieran con los compromisos que ofrecieron a los integrantes de esa agrupación para emitir un dictamen  en relación a la Ley del Servicio Médico y presentar resultados en las fechas establecidas por ellos mismos para presentarlo y aprobarlo en el Pleno el 19 y el 25 de septiembre.
Los integrantes de la Coalición decidieron permanecer en el interior del recinto para verificar el trabajo que deberían realizar los diputados en cuanto al proceso de análisis, estudio y aprobación, en su caso, de la propuesta de ley presentada por la Coalición, lo cual no ocurrió, por lo que se mantuvieron durante todo el día en el Salón de Plenos, en el vestíbulo y en el pórtico, en paz, sin ningún incidente y decidieron continuar ahí durante la noche.
Después de las 12 de la noche se realizó una intensa, sorpresiva y amenazante movilización de elementos de Fuerza Coahuila y de un grupo de élite no uniformado que tenían la consigna de desalojar a los miembros de la Coalición, lo cual consumaron rápidamente utilizando la fuerza para expulsarlos del Salón de Plenos; de inmediato acordonaron con vallas metálicas las entradas del Congreso y se posesionaron del edificio, advirtiendo a quienes habían sido desalojados que de pretender regresar al entorno del Congreso serían aprehendidos.
Es lamentable que el Gobernador del Estado, Miguel Ángel Riquelme Solís, recurra en forma autoritaria y prepotente al uso de la fuerza para desactivar al movimiento magisterial que enarbola una causa justa, basada en principios constitucionales, y es reprobable que, en lugar de dar solución a un grave problema de seguridad social, responda violentamente ante quienes han pedido su intervención, siempre de manera respetuosa y en el marco de la ley.
Coahuila no merece que se recurra a la violencia ni el autoritarismo para resolver los problemas de seguridad social que han sido provocados por el descuido de las propias autoridades de diversos niveles, aún por el propio Ejecutivo estatal. Alto a la represión. Castigo a la impunidad, al despojo y a la violencia institucional.

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