Estados Unidos y Canadá deciden evacuar a sus compatriotas en el país africano
LL. BASSETS / AGENCIAS - Bruselas / Kigali - 09/04/1994/Del archivo de El País
Las Naciones Unidas acaban de cosechar un nuevo y terrible fracaso en Ruanda, donde los 2.500 cascos azules desplegados para impedir la reanudación de la guerra civil no han podido impedir que se desate una espiral en loquecedora de crímenes y pillajes. Diez sol dados belgas, 22 religiosos, numerosos nativos que trabajaban como cooperantes, la entera clase política ruandesa y casi todas las personalidades de la oposición democrática han sido asesinados. El país se halla sumido en el caos más absoluto. Según la Cruz Roja y Médicos sin Fronteras, los muertos son ya varios miles. Sin embargo, el Consejo de Seguridad anunció ayer que se había logrado un alto el fuego entre las facciones en lucha y el establecimiento de un Gobierno interino.
El Consejo de Seguridad estudiaba ayer las propuestas de secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, de reforzar los cascos azules en la zona y evacuar a los extranjeros en la zona. La fuerza de las Naciones Unidas está compuesta por soldados de Ghana, Bangladesh y Bélgica, estos últimos en número de 450, y se encuentra desplegada desde marzo de 1993. Estados Unidos ordenó ayer a sus ciudadanos que abandonen Ruanda y puso en práctica planes para proceder a su evacuación. Canadá adoptó la misma medida.Bélgica, el país que cuenta con mayor número de residentes extranjeros en Ruanda, y Francia, se preparaban también ayer para evacuar a los civiles, incluso mediante una acción militar de urgencia. Un Boeing 737 de Sabena, las líneas aéreas belgas, salió a mediodía hacia Entebbe, en la vecina Uganda, con el objetivo de establecer un puente aéreo para recoger a la población civil. Ochocientos paracaidistas se hallaban preparados para despegar, a la espera de órdenes del Gobierno belga, que mantuvo ayer una sesión de urgencia. Unos 1.500 belgas, en su mayoría cooperantes, viven en el pequeño país centroafricano.
Las Naciones Unidas acaban de cosechar un nuevo y terrible fracaso en Ruanda, donde los 2.500 cascos azules desplegados para impedir la reanudación de la guerra civil no han podido impedir que se desate una espiral en loquecedora de crímenes y pillajes. Diez sol dados belgas, 22 religiosos, numerosos nativos que trabajaban como cooperantes, la entera clase política ruandesa y casi todas las personalidades de la oposición democrática han sido asesinados. El país se halla sumido en el caos más absoluto. Según la Cruz Roja y Médicos sin Fronteras, los muertos son ya varios miles. Sin embargo, el Consejo de Seguridad anunció ayer que se había logrado un alto el fuego entre las facciones en lucha y el establecimiento de un Gobierno interino.
El Consejo de Seguridad estudiaba ayer las propuestas de secretario general de la ONU, Butros Butros-Gali, de reforzar los cascos azules en la zona y evacuar a los extranjeros en la zona. La fuerza de las Naciones Unidas está compuesta por soldados de Ghana, Bangladesh y Bélgica, estos últimos en número de 450, y se encuentra desplegada desde marzo de 1993. Estados Unidos ordenó ayer a sus ciudadanos que abandonen Ruanda y puso en práctica planes para proceder a su evacuación. Canadá adoptó la misma medida.Bélgica, el país que cuenta con mayor número de residentes extranjeros en Ruanda, y Francia, se preparaban también ayer para evacuar a los civiles, incluso mediante una acción militar de urgencia. Un Boeing 737 de Sabena, las líneas aéreas belgas, salió a mediodía hacia Entebbe, en la vecina Uganda, con el objetivo de establecer un puente aéreo para recoger a la población civil. Ochocientos paracaidistas se hallaban preparados para despegar, a la espera de órdenes del Gobierno belga, que mantuvo ayer una sesión de urgencia. Unos 1.500 belgas, en su mayoría cooperantes, viven en el pequeño país centroafricano.
Un suboficial francés y su esposa fueron asesinados ayer en su casa en Kigali, según Radio France Internacional. Sus muertes se suman a las de diez cascos azules belgas, que acompañaban a la también asesinada primera ministra Agathe Uwilingiyimana, eliminados el jueves en los primeros enfrentamientos. Otro casco azul se halla desaparecido.
Los combates, que empezaron en la capital tras el asesinato de los presidentes de Burundi y Ruanda, el pasado miércoles, se han extendido a otras ciudades. Aunque los combates tienen como protagonistas a las fuerzas del Frente Patriótico de Ruanda (FPR), pertenecientes a la etnia tutsi, por un lado, y de la guardia presidencial, de la etnia hutu, por el otro, se acompañan de numerosos ajustes de cuentas y matanzas de civiles. Ambas fuerzas se hallan fuertemente armadas y cuentan con artillería pesada, que ayer estuvo en acción en la capital, Kigali. Un delegado local de la Cruz Roja habló ayer de que los muertos "no son varios centenares, sino varios miles".
Desaparece la élite política
Las fuerzas rebeldes tutsis, 600 soldados muy bien pertrechados y entrenados, se hallaban acantonadas cerca del Parlamento, separadas del Ejército gubernamental por los cascos azules. Tras la muerte del presidente, su guardia presidencial se ha lanzado a la caza de los partidarios de la transición democrática, mientras las fuerzas tutsis se ponían de nuevo en acción.
La entera élite política de Ruanda ha desaparecido en pocas horas, víctima de las ejecuciones sumarias. Los asesinatos se han perpetrado sistemáticamente, a partir de listas previamente preparadas por los militares, que han ido a buscar a las víctimas a sus domicilios. Numerosos ciudadanos ruandeses que trabajaban como colaboradores de organismos internacionales han sido asesinados. La violencia se ha dirigido también contra los religiosos locales, entre los que ya se cuentan 22 víctimas.
Radio Mil Colinas, inspirada en los sectores hutu más autoritarios, lleva haciendo campaña contra Bélgica desde hace meses, respondiendo a los puntos de vista de la guardia presidencial, contraria a la presencia de cascos azules. No es por tanto extraño que el comandante del contingente belga asegurara ayer que no considera necesaria la presencia de más tropas para asegurar la evacuación de civiles.
Hay calma total en Burundi, donde la población se halla aterrorizada por los acontecimientos de Ruanda y por la desaparición de su presidente, la segunda en medio año. El anterior, Melchior Ndadaye, fue asesinado el 21 de octubre pasado y le sucedió el fallecido Cyprien Ntaryamira.
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