IÑIGO LÓPEZ PALACIOS - Madrid - 08/04/2009 /El País
"Le pedimos a Anton [Corbijn] que en la película nos dejara tocar de verdad, que los conciertos no fueran playbacks", recuerda por teléfono Sam Riley (Leeds, Reino Unido, 1980), el actor que se puso en la piel de Ian Curtis, líder de Joy Division y mártir de la epilepsia y el rock. "Accedió, pero hasta el momento en que llegamos al plató no nos dijo que todo el público estaba compuesto de fans que había sacado de Internet. De repente, alguien me tocó en el hombro por detrás. Me giré y un tipo de unos cincuenta años me preguntó: '¿Eres Ian?'. 'Bueno, durante las próximas diez semanas, sí'. 'Pues yo vi a Joy Division 10 veces'. Me entró tal pánico que fui al baño a vomitar. Ya había logrado tranquilizarme cuando me tocó subir al escenario. En primera fila otro tío me miraba como si quisiera cortarme la cabeza. Se levantó la camiseta y tenía la cara de Ian tatuada. Fue un día muy, muy difícil".
Pese a que Control, filme que protagoniza Riley, se estrena hoy en España, han pasado dos años de su lanzamiento mundial. Así que para el actor todo es ya un recuerdo. Bueno, todo no. "La película cambió mi vida. Alexandra y yo nos conocimos en aquel rodaje". Alexandra María Lara (The reader) es la actriz que interpretaba a Annik Honoré, la periodista belga que fue uno de los vértices del triángulo amoroso sobre el que se centra la película. El otro es Deborah Curtis, la que fuera mujer del cantante y la autora del libro Touching from the distance, en el que está basado el guión. "Llegamos a un acuerdo para usar su libro como punto de partida y eso fue estupendo", se defiende Anton Corbijn, reputado fotografo de músicos, creador de la imagen de U2 y que debuta como director con esta película. Una de las críticas más habituales que se ha hecho al filme es que muestra parcialmente la vida de un músico fundamental para entender el devenir del rock desde el punk hasta la actualidad. Curtis se suicidó con 22 años en mayo de 1980 y Control parece apuntar a que el desencadenante fue que no pudo aceptar que su mujer le abandonara al descubrir que la relación del músico con Honoré era mucho más que un affaire puntual. "No es así. Yo creo que en parte fue motivado por su situación personal. Pero además estaban su carácter y la mezcla de drogas legales que tomaba para la epilepsia y el alcohol que tomó aquella noche le llevaron al límite", dice Corbijn, que recuerda perfectamente dónde estaba cuando se enteró de la muerte: "En un pub de Londres jugando a Space invaders".
Anton Corbijn, nacido en 1955, era un fotógrafo holandés con escaso dominio del inglés que había ido a Reino Unido para fotografiar a su banda favorita: Joy Division. "Hice mi primera foto rock en 1972. Joy Division fue el primer grupo que fotografié en Inglaterra, en 1979. Volví a esta historia para rodar mi primera película porque sentí que tenía una ventaja con respecto al resto de directores: conocía muy bien ese periodo y fue muy importante en mi vida". Además, parte de la producción salió de su bolsillo. "Todavía soy el principal accionista del filme. Nunca fue mi intención, la verdad. No he recuperado todo pero lo volvería a hacer sin dudar".
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