Desfiladero
Jaime Avilés
En El hombre que amaba a los perros, el novelista cubano Leonardo Padura aborda el exilio y asesinato de León Trotsky en México, pero poco o nada dice acerca de Víctor Serge, el narrador y ensayista ruso que, en 1936, también huyó de la Unión Soviética y de Stalin. Refugiado en París, Serge llegó a México el 5 de septiembre de 1941, junto con Claude Lévi-Strauss y André Breton, acompañado de su hijo, Vladimir Kibalchic Rusakov, que aquí se haría célebre con el simple nombre de Vlady.
Nacido en Rusia en 1920, durante aquella travesía con los amigos de su padre, Vlady, que ya empezaba a desarrollarse como artista plástico, dibujó y escribió en una libreta los incidentes del viaje. Desde entonces mantuvo la costumbre de registrarlo todo en gordos y pletóricos cuadernos que, a su muerte en 2005, sumaban un total de 318 y que reunieron en más de 29 mil páginas una crónica de la vida política y artística de México durante 64 años, pero nadie puede consultarlos.
Cuando Vlady expiró, su viuda, Isabel Díaz Fabela, y su abogado, Carlos Díaz Zarco, por mediación del historiador Claudio Albertani, entregaron toda su obra –la de caballete, los cuadernos y los bocetos– a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), de la cual era rector Manuel Pérez Rocha, hoy distinguido colaborador de La Jornada.
Así fue creado el Archivo Centro Vlady, que Pérez Rocha alojó en una casa de la calle de Goya, en Mixcoac, inmueble del Gobierno del Distrito Federal, que Andrés Manuel López Obrador, como alcalde que era, añadió al patrimonio de la UACM. En el contrato que la viuda y la institución firmaron el 19 de abril de 2007 se pactaron 16 cláusulas que precisan los “términos y condiciones” que ambas partes se comprometieron a respetar.
La número 13 puntualiza que el contrato “se podrá dar por terminado si alguna de las partes incumple cualquiera de las obligaciones”. La 14 agrega que al expirar el convenio, la UACM deberá devolver la obra “sin necesidad de resolución judicial”. La 15 abunda: los donantes podrán disolver el vínculo “dando aviso por escrito (con) 60 días hábiles de anticipación”.
A la muerte de doña Isabel, el 2 de julio pasado, Díaz Zarco quedó como único titular del contrato por parte de los donantes. Menos de un año después, descontento por el desempeño del curador y crítico de arte Edgardo Ganado Kim, a quien la rectora Esther Orozco nombró director del Centro Vlady, exige la devolución de la obra.
Entrevistado por Desfiladero, expone: “La cláusula séptima dice que la UACM se obliga a usar la obra de Vlady bajo supervisión nuestra. La octava, que debe entregar un informe anual de las acciones de difusión e investigación realizadas por el Centro Vlady y del estado en que se encuentra la obra. La novena, que se compromete a investigar y difundir el legado de Vlady por diversos medios. La realidad es que no ha hecho nada de eso, y tampoco ha digitalizado los 318 cuadernos. Estas son razones más que suficientes para retirarle la obra”.
El lunes antepasado, Díaz Zarco, el profesor Claudio Albertani y el poeta David Huerta –traductor de Víctor Serge, amigo de Vlady y trabajador de la UACM– se presentaron ante una comisión del Consejo Universitario para acusar a Ganado Kim de haber violado el contrato, no sólo por incumplimiento, sino incluso “porque declaró a la prensa que Vlady era un mal pintor”.
Ganado Kim, afirma a su vez David Huerta, “ha reconocido que no es experto en Vlady. Es conmovedor que se haya puesto a leer sobre él y a dizque estudiar su obra (a la que considera sobrevalorada) a partir de su nombramiento: una actitud típicamente chambista. Él admira a Andy Warhol, lo considera el más grande artista del siglo XX. ¿Qué hace al frente del Centro Vlady? Su conducta pública, sus declaraciones, su desdén indocumentado ponen en riesgo la permanencia de la obra de este pintor extraordinario en la UACM”.
Para los tres quejosos, la exposición recién inaugurada por Ganado Kim, Vlady trabajando en la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada, muestra el desinterés del director del centro, ya que habiendo sido curador de muestras importantes, en ésta se limitó a hacer 18 fichas técnicas que dicen lo mismo: “Bocetos para los murales de la biblioteca Miguel Lerdo de Tejada”.
Museografía de calidad municipal, la expo se aloja en dos cuartos mal iluminados, que además de los bocetos exhibe dos cuadernos de Vlady en una vitrina; cinco fotos del artista en plena faena en la biblioteca, sin ninguna información complementaria; un amplio muro en blanco donde una solitaria ficha nombra al fotógrafo Michael Zabé, un proyector que nada proyecta, y un texto, escueto y frívolo, que recuerda el origen del mural La revolución y los elementos, que Vlady creó de 1973 a 1982 sobre casi dos mil metros cuadrados, pero no habla de sus rasgos característicos.
Cuenta, sí, que en 1972, el gobierno de Luis Echeverría se propuso darle un nuevo impulso al muralismo y que sólo Vlady le tomó la palabra, a raíz de lo cual obtuvo el Oratorio de San Felipe Neri, donde embadurnó su discurso pictórico sobre las revoluciones del siglo XX en la política, la ciencia, el arte y la cultura. Y ya. A Ganado Kim no le resultó interesante mencionar que Vlady veneraba la escuela veneciana, cuyos murales no fueron pintados al fresco –debido a la humedad que hay en el Xochimilco italiano–, de modo que en algunos tramos de la biblioteca pintó sobre lienzos que adhirió a las paredes, combinando ambas técnicas. Ni se refiere a su obra abstracta, ni a su concepción surrealista y anarquista.
¿Cómo quedaron los murales de la Lerdo de Tejada? En la expo de Ganado Kim no hay siquiera un plotter de 200 pesos que ayude a conocerlos, o invite al público a visitarlos. La pérdida del acervo Vlady marcará la gestión de Esther Orozco, entre cuyos logros más notables destacan: un monto de más de 4 millones de pesos en cuotas sindicales retenidas ilegalmente a los trabajadores de la institución; parálisis total de la editorial universitaria, pues desde su llegada no se ha publicado un solo libro (pese a que más de 25 están listos para ir a la imprenta); silencio absoluto sobre el programa de estudios para presos en las cárceles capitalinas; una campaña permanente en los medios para desprestigiar a la UACM; un diagnóstico falaz del desempeño académico, que el jueves fue refutado por los expertos valuadores Immanol Ordorika, Manuel Gil Antón y Alma Maldonado; por no hablar de nepotismo, tráfico de influencias, desvío de recursos, criminalización de sus detractores basada en falsos testimonios.
El rectorado de la señora Orozco puede llegar a su fin el próximo martes, cuando el Consejo Universitario analice las nueve causales de revocación de mandato presentadas por la comunidad en su contra. ¿Será el fin de la pesadilla o el inicio de una etapa aún más oscura? En este país no cabe sino esperar lo peor. No obstante, el joven montañista que hace algunas semanas, desde la punta del Everest, se retrató con una manta a favor del Morena, los mexicanos de California, que contrataron una avioneta para recordarle a Calderón los 40 mil muertos de su guerra estúpida, los mexiquenses que se suman a la campaña de Alejandro Encinas con todo en contra… hablan de un espíritu de lucha que va en ascenso.
jamastu@gmail.com
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