lunes, 4 de febrero de 2008

Reskatadoras de pollos

Gustavo Duch Guillot


Noche cerrada. Una furgoneta silenciosa que refleja sus faros sobre las paredes de cemento de una granja de pollos. Cuatro encapuchados con crestas en la cabeza y el ruido de gallinas y pollos enloquecidas, enloquecidos… La secuencia completa y el desenlace se puede ver en www.reskatadorasdepollos.org. El manifiesto que el grupo activista ha escrito explica muy bien su propósito.

“En la antigua Grecia, cuando una persona se alejaba de sus seres queridos tomaba un trocito de cerámica y lo rompía en dos. Un fragmento se quedaba en el lugar de partida y el otro acompañaba al viajero. A ese trocito de cerámica lo llamaban: símbolo.

“Los pollos son un símbolo. El símbolo de un modelo de producción de alimentos, nefasto social y ambientalmente. Un modelo que genera hambre, pobreza y desnutrición en todo el mundo, que expulsa al campesinado familiar y lo convierte en una clase humana excluida socialmente, un sobrante humano que apenas es útil para rellenar las maquilas textiles del inframundo de chabolas y zonas francas que rodean a las grandes urbes del sur.

“El hambre tiene causas políticas y el modelo de producción alimentaria que ahora denunciamos es causa de ello. También expulsa al campesinado en el norte geográfico. Campos vacíos de mundo rural, territorio similar al de un campo de batalla con líneas de alta tensión como trincheras, cemento en las costas como un chapopote eterno, polígonos industriales como tumbas del combate, pistas, autopistas, puertos, aeropuertos, presas y represas, inundan nuestro presente. Y matan nuestro futuro.

“Los pollos son un símbolo de un modelo agroganadero industrializado, asesino de personas y destructor de vida. Cada día millones de pollos viven en un modelo cuando deberían vivir en otro. El agroecológico. Cada día millones de campesinas son expulsadas y mueren en un modelo cuando deberían poder vivir en otro. Cada día millones de personas consumidoras nos alimentamos en un modelo cuando deberíamos consumirlo en otro. Cada día millones de mujeres sufren el patriarcado en un modelo cuando deberían vivir como mujeres en el otro. Cada día millones de hectáreas de mundo se desintegran para siempre jamás cuando deberían florecer en primavera.”

Y acaba, con contundencia y firmeza. “Las campesinas y campesinos familiares, la pesca artesanal, pastores y pueblos indígenas del mundo pueden y deben alimentarnos. Dejémosles hacerlo. Ayudémosles a hacerlo. Por ellos y para ellas. Por nosotras y para nosotros. Es la hora de la soberanía alimentaria.”

Las Reskatadoras de pollos son otro símbolo, el símbolo de una lucha que se puede hacer de mil y una maneras. Y pocas son las maneras si esperamos que nuestro planetita quiera tolerarnos, a la especie humana, un tiempo más. Podemos repensar a Brecht. Hay hombres y mujeres que luchan un día, un año, muchos años y son buenos y buenas. Pero hay quienes luchan toda la vida, produciendo alimentos en el campo, haciendo posible la alimentación sana de la sociedad, respetando a la vez la tierra y la Tierra. Ellas y ellos son imprescindibles.

* Director de Veterinarios Sin Fronteras

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