sábado, 19 de enero de 2008

Desfiladero,

Jaime Avilés


Todos a la marcha del 31


Mouriño aplicará en México la política de Aznar

Por eso metió a AMLO y al EPR en el mismo saco

España recupera sus antiguas colonias en América



Juan Camilo Mouriño, primogénito del poseedor de 38 gasolineras en el sureste del país Foto: José Antonio López



Para expulsar a los árabes que en el año 711 invadieron la península ibérica, los antiguos españoles tardaron poco menos de ocho siglos, hasta que en 1492 los reyes católicos los corrieron de Granada. En cambio, para recuperar sus enormes colonias en América, que perdieron en 1810, los españoles modernos se han tardado solamente 200 años. Y ya los tenemos otra vez, mangoneando como antes, desde el río Bravo hasta el sur de la Patagonia. En el caso de México, así lo confirma el descarado nombramiento de un mozalbete gallego, hijo de padre y madre gallegos, como jefe de la política interior del país.


A sus escasos 36 años de vida y sin experiencia ni talentos para ejercer ese cargo, Juan Camilo Mouriño llega a la Secretaría de Gobernación como representante personal de las empresas hispanas que ya controlan en México amplias porciones de la banca, el turismo, las telecomunicaciones, los aeropuertos, el transporte, la industria editorial, el mercado automovilístico, el de la ropa, y de manera notable el sector de la generación privada de energía eléctrica y la exploración de nuevos yacimientos petroleros. Nada más, pero nada menos. Y van por el resto.


El ascenso de Mouriño –primogénito de un prestanombre de Vicente Fox (Luis Javier Garrido dixit) que posee en el sureste 38 gasolineras, de las cuales 37 estafaron a sus clientes en 2006 (datos de la Profeco, citados anteayer por Carlos Fernández Vega)– se produce 10 días después del despido de Carmen Aristegui de W Radio (concertado por Televisa y el Grupo Prisa español, que hace los libros de texto para la SEP), pero también a dos semanas de la apertura del nuevo periodo de sesiones del Congreso, que será de consecuencias terribles para los mexicanos, y a dos meses de las elecciones en España, que tiene grandes posibilidad de ganar la extrema derecha neofranquista que elevó a Felipe Calderón al poder.


En su entrega del sábado pasado, mientras Desfiladero se preguntaba si la mordaza aplicada a Aristegui no era sino la antesala de una nueva etapa de represión, la Policía Federal Preventiva desalojaba con brutalidad a los mineros de Cananea que llevaban largos meses en huelga. Ahora, a la luz de los nuevos hechos, se comprende que la alianza espuria que se robó la Presidencia clausuró ese espacio crítico en la emisora radial más oída del país, no sólo para quitarle ruido a la designación, absolutamente ilegal, de Mouriño, sino también como parte de los preparativos que está haciendo para consumar la privatización de Pemex.


El primero de febrero, dentro de apenas dos viernes, las cámaras de Diputados y Senadores reanudarán sus actividades y, según observadores consultados por esta columna, la coalición priísta, panista y chuchista (diga lo que diga el senador Carlos Navarrete), aprobará en fast track la Ley Gestapo, que permitirá a cualquier policía entrar a cualquier casa en cualquier momento, destruyendo el capítulo de las garantías individuales consagrado por la Constitución, y con la misma rapidez presentará a la consideración del pleno la llamada “reforma energética”, es decir, la fórmula jurídica que le permitirá a cualquier inversionista privado entrar a cualquier sector de Pemex a robarse el patrimonio del pueblo con cualquier pretexto.


Esto, según dicen los que saben, ocurrirá en los primeros días de febrero, pues la decisión ya está tomada en Los Pinos, en Madrid y en Washington, y Mouriño acaba de coger las riendas del aparato represivo y los teléfonos de los actores políticos afines (PRI, PAN, Chuchos), luego de advertir, en su primerísima declaración a la prensa, que no dialogará “ni con AMLO (al que llamó así) ni con el EPR”. Y de tal modo trazó las reglas de su juego.


Sin ocultar la cruz de su parroquia, el neosupersecretario amenazó, entre líneas por supuesto, con utilizar la misma estrategia que José María Aznar aplicó en España, al perseguir con ferocidad al partido vasco Batasuna, luego de acusarlo sin fundamentos de ser el “brazo político” de ETA, un esquema que el subsecretario de Gobernación, Abraham González, impulsó aquí el año pasado, mediante sus grupos de porros en Internet, propalando obsesivamente que López Obrador era el brazo político del EPR, luego de los bombazos a los ductos de Pemex.


En el otro lado de la cancha, mientras tanto, el movimiento social también se prepara, día a día, para la gran batalla que viene. Si el Congreso reanuda labores el primero de febrero, el jueves 31 de enero se efectuará en el Zócalo una gigantesca manifestación popular, protagonizada por las organizaciones campesinas que exigen la revisión del TLC para evitar de ese modo el ingreso del maíz, el frijol y la leche en polvo estadunidenses, lo que para millones de productores agrícolas sería el tiro de gracia y el inicio del colapso final para el campo.


Aunque todavía faltan 11 días para la cita, la movilización campesina de hecho comenzó ayer, cuando una columna de tractores salió de Ciudad Juárez rumbo al Zócalo, con la idea de sumar gente a su paso por los ejidos y pueblos del camino, mientras en Mérida y en Morelia otras fuerzas se disponen a emprender sendas marchas con las mismas intenciones. El martes venidero, a su turno, la actriz Jesusa Rodríguez, a nombre del gobierno legítimo, y el antropólogo Julio Glockner encabezarán una caravana más, que saldrá de un pueblo cercano a Tehuacán, Puebla, donde fueron localizados los elotes más antiguos del planeta (y que por más que uno los hierva no se pueden comer porque como tienen más de 40 mil años están durísimos).


Con una ambición tan desmesurada como su irresponsabilidad y su desprecio por el pueblo y por la historia, Calderón y la ultraderecha golpista nacional e internacional (Bush y Aznar) que lo patrocina, han decidido poner en riesgo demasiadas cosas al mismo tiempo, y ninguna de ellas pequeña, sino al contrario, de inmenso valor simbólico, cultural y ante todo funcional para los mexicanos (y por funcional entiéndase “sin las cuales ya no podríamos vivir sino en el caos”): el maíz, el frijol, el petróleo y el derecho constitucional a que nadie tumbe de una patada la puerta de nuestra casa.


López Obrador ha dicho, una y otra vez, que en el momento en que el proyecto de “reforma energética” llegue al Congreso, convocará al pueblo a movilizarse en todas partes. Si en 2005 millones de personas salieron a las calles para oponerse a una arbitrariedad como el desafuero, vamos a ver cómo responde la gente ahora cuando las amenazas a los intereses nacionales son mucho más grandes. Haríamos muy bien si, por lo tanto, desde ahora empezáramos a organizarnos calle por calle, barrio por barrio, ciudad por ciudad, para entrar en acción cuando se requiera. Un ejemplo de lo que se puede hacer cuando las personas se ponen de acuerdo, está en la siguiente dirección de internet: http://video.google.es/videoplay?docid=03717900315922061&q=The+war+on+democracy&total=3293&start=0&num=10&so=0&type=search&plindex=0.

Se trata de un video extraordinario, de hora y media de duración, que me envió Paco Urrusti, sobre los procesos actuales de América Latina. He aquí una sugerencia: compártanlo y discútanlo con quienes quieran que vayan con ustedes a la marcha del 31. Y si no lo pueden ver, escríbanme.

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