En esta segunda edición se añadieron unos 10 mil términos, informó el lingüista Luis Fernando Lara // Hasta febrero, el glosario fue visto en Internet entre 40 mil y 50 mil veces //
Feminismo,
violencia de género,
trollsy
bots, entre las palabras que se agregaron
▲ Luis Fernando Lara, director del diccionario en El Colegio de México, en una entrevista con La Jornada en 2013.Foto María Luisa Severiano
Reyes Martínez Torrijos
Periódico La Jornada
Martes 28 de julio de 2020, p. 3
Martes 28 de julio de 2020, p. 3
Con la adición de unos 10 mil términos estudiados en nueve años, se publicó la segunda edición del Diccionario del español de México, que se puede consultar en línea.
Estamos muy alejados de proscribir. Ofrecemos el vocabulario tal como lo encontramos en México y, si a alguna persona le gusta o no utilizar una palabra, tendrá que ser decisión suya, explica el lingüista Luis Fernando Lara.
No se trata de apariciones instantáneas en boca de una sola persona, sino que una palabra necesita haber ya pasado al resto de la sociedad. Muchas veces digo que tienen cuño social, como la moneda. Yo puedo utilizar una moneda de turista, pero nadie me la va a aceptar. Para nosotros, el cuño social de una palabra es la demostración de que la sociedad la ha adoptado y la está utilizando, dice el investigador en entrevista con La Jornada.
Sobre la actual emergencia sanitaria, sostiene: “No he visto que aparezca un vocabulario diferente. Sí introduciremos ‘coronavirus’ con una explicación amplia de que son miles de virus que se llaman así, y que tienen la peculiaridad de tener forma de corona. Tenemos que estar al tanto de lo que sucede”.
La edición de 2010 se centraba “en el vocabulario encontrado en nuestro Corpus de español mexicano contemporáneo con más de tres apariciones. En la segunda edición se utilizó el método de ‘pepena’: cuando hay menos apariciones se hizo un estudio minucioso para ver que sea usado”, refiere el director del diccionario de El Colegio de México.
El lenguaje incluyente, sólo en lo escrito
En esta ocasión, se complementó el método de investigación para verificar y buscar fuentes alrededor de cada nuevo vocablo para comprobar que haya sido usado en nuestro país desde 1921, dice el ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura en 2013.
En cuanto al lenguaje incluyente, menciona que “esa forma de tratar de eliminar el masculino genérico para dar lugar al género femenino opera en el español escrito. Yo no he notado que nadie hable así. No tiene gran vigencia. Escribir ‘todxs’ o ‘tod@s’ son fenómenos del español escrito, no del hablado. Tenemos que esperar, pero es difícil que modifiquen la lengua porque están tocando elementos gramaticales profundos del español”.
Sin embargo,
estamos viendo en redes sociales manifestaciones de la oralidad en lo escrito. Ese es un fenómeno muy interesante que no sólo ocurre en español, sino en todo el mundo. Conozco a una mujer con lengua materna náhuatl, y chatea con sus amigas en náhuatl. Son estos fenómenos de la infección de la oralidad en la escritura que vale la pena mucho estudiar.
Algunas de las palabras que “aparecen en la vida social y tenemos que tomar en cuenta son ‘chairo’, o la recuperación de la palabra ‘fifí’, que viene del siglo XIX, pero que había caído en desuso. Nuestra habla cotidiana popular, coloquial, es tremendamente rica y siempre se está modificando o introduciendo nuevas expresiones, como toda lengua”.
Otro término que se incluyó fue “‘feminismo’, y una nueva acepción de ‘género’ según los usos y la legislación mexicana. En el artículo de ‘violencia’ introdujimos ‘violencia de género’. Esta vez ya son conceptos que se han implantado en México en los dos años pasados y que deben ser considerados en el diccionario. Lo mismo mucho vocabulario de Internet, como ‘bots’, o ‘trolls’”.
En torno a los términos que provienen del español de otros países,
pensemos en la influencia de los ritmos musicales. La cumbia, el vallenato, que nos llegan de Colombia y que se asientan en México y, por tanto, debemos tomarlos en consideración. El rap que nos llegó de Nueva York, aunque su origen sea jamaiquino, también lo introdujimos. Es decir, hay una influencia de todos los países y, en el momento en que tienen vida social en México, van al diccionario.
La aspiración de este glosario, señala Luis Fernando Lara, es que
se conserve siempre y se convierta en una institución de los mexicanos, del mismo modo que el diccionario Merrian-Webster es una institución estadunidense o Le Robert de los franceses.
El especialista informa que hasta febrero el glosario fue consultado en línea, en el sitio https://dem.colmex.mx/Inicio, entre 40 mil y 50 mil veces. “Donde más se consulta es en México, luego en Estados Unidos. Eso es importante, porque señala la fuerza de las comunidades mexicanas en ese país. En tercer lugar está España. En cuarto empiezan a aparecer las consultas en países hispanoamericanos.
La mayoría que acude al diccionario son personas entre 18 y 34 años. También sabemos que es pareja la consulta entre hombres y mujeres. Domina ligeramente la visita en computadora y el segundo lugar es en celular, a pesar de que no se cuenta con las aplicaciones correspondientes.
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