lunes, 29 de abril de 2019

Gratitud por una lucha sin tregua; católicas por el Derecho a Decidir


Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Abril 2 de 2019
La semana pasada la Cámara de senadores entregó en sesión solemne el reconocimiento, “Elvia Carrillo Puerto” a María Consuelo Mejía Piñeros como ofrenda y estímulo a su incansable trabajo en favor de los derechos humanos de las mujeres y de la igualdad de género.
En reconocimiento de que hay que combatir la criminalización de las mujeres, el presidente del Senado Martí Batres enfatizó que la reconocida defensora se ha distinguido en la lucha por la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, en la batalla contra la violencia feminicida y en la defensa del Estado laico.
Mejía Piñeros fundó la organización civil, “católicas por el Derecho a Decidir”, y en su larga trayectoria ha mantenido su compromiso por defender los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres dentro y fuera de la Iglesia Católica; en su discurso la homenajeada destacó que esa agrupación busca una sociedad en la que las aspiraciones de las mujeres puedan convertirse en realidad; que haya libertad de conciencia y capacidad de tomar decisiones.
María Consuelo subrayó que “Las mujeres latinoamericanas enfrentan una desigualdad inadmisible, las muertes maternas por abortos clandestinos son sólo la punta del iceberg, dijo. Las mujeres deben vivir una sexualidad sin coerción, plena y responsable” aseguro en su discurso.
La organización fundada por Mejía Piñeros cumplió 24 años y en ese trayecto la defensora ha recibido diversos galardones por su destacada labor, es el caso del premio Nacional de Derechos Humanos Don Sergio Méndez Arceo en 2002, otorgado por 42 grupos y organizaciones católicas y de inspiración cristiana, y en 2010 la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) le otorgó el Premio “Hermila Galindo”, en 2011 fue premiada por la organización internacional Women Deliver, como una de las 100 mujeres del mundo más inspiradoras y comprometidas con el mejoramiento de la vida y la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas.
En el reconocimiento del senado se insistió en que la galardonada es un ejemplo de la defensa incansable del derecho de las mujeres a ser dueñas de sus vidas, de su sexualidad, su maternidad y sus cuerpos además de denunciar los abusos y la pederastia contra niñas, niños y hacia religiosas por parte de sacerdotes, obispos y cardenales en 23 países.
María Consuelo, transpira indignación en la lucha, pero también sentido del humor en los argumentos y pasión por la defensa de los derechos humanos de las niñas y también como Elvia Carrillo Puerto, su lucha es invaluable, aunque esos derechos no se alcanzarán hasta que podamos vivir libres de violencia, en paz y con seguridad.
Mejía Piñeros destacó la grave desigualdad que enfrentan las mujeres latinoamericanas, la violencia asociada al estereotipo de inferioridad, conflictos sexuales, altas tasas de mortalidad materna a causa de los abortos clandestinos e inseguros, además de los feminicidios, las más afectadas y que menos acceso tienen a la información, a la educación y a su defensa son las mujeres marginadas, niñas, adolescentes jóvenes, indígenas y afrodescendientes.
Católicas por el Derecho a Decidir, defienden al estado laico que asegura la libertad de creencias para todas y todos, así como la garantía de los derechos humanos.
Esta fue una ceremonia para levantar la voz y que se escuche a las mujeres, para hacer acciones afirmativas, porque los problemas más serios que vivimos las mujeres en estos últimos tiempos es la violencia física, la discriminación y la desigualdad.
Las y los senadores organizadores de la premiación develaron el Muro de Honor con los nombres de las galardonadas anteriormente con el premio Elvia Carrillo Puerto, como lo fueron, Marcela Lagarde y De Los Ríos en 2014, Carmen Moreno Toscano en 2015, Rosario Marín en 2016, Gloria Ramírez Hernández en 20017 y Martha Chapa en 2018 y con Consuelo estuvieron las más distinguidas feministas de México.
María Consuelo Mejía Piñeros cerró la ceremonia de premiación diciendo: “La conciencia es libre y el Estado es laico”.

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