RAÚL A. RUBIO CANO
Mayo 4 de 2018
El asunto de la Interconexión entre Monterrey y San Pedro que se llevará de encuentro colonias como la Independencia, Tanque de Guadalupe y América 2, es un asunto que a sus promotores y supuestos beneficiarios se les va a voltear “el chirrión por el palito” en la medida que busquen apretar el paso para realizar esa obra, porque sencillamente, no es posibles que unos cuantos zares del desarrollo urbano y serviles funcionarios a sus intereses, puedan arrasar con la vida de miles de ciudadanos para valorizar sus grandes capitales, mediante supuesta obra pública y desarrollos urbanos de interés privado. Definitivamente, el despertar ciudadano, el uso de la razón, la Ley y la Justicia, está empezando a demostrar que el interés de las mayorías populares y la defensa de la Madre Naturaleza, son las que mandan y no el poder de unos cuantos multimillonarios y sus políticos, toda ésta movilización ciudadana y pacífica está arrancando, porque, la gente se cansa, de tanta pinche transa. Vayamos al caso. Hace meses, el alcalde sampetrino, Mauricio Fernández, aseguró (palabras más, palabras menos) que la obra de la Interconexión se hacía porque se hacía y que los habitantes de la Loma Larga del lado de Monterrey, no eran más que unos posesionarios y bueno, resulta que ayer, el periódico El Norte, informó de reunión entre Mauricio y la Fundación Jesús M. Montemayor, donde se le autoriza derecho de vía por supuestos terrenos de esa legendaria familia para dicha obra, el caso es que si a “Posesionarios” vamos, los Montemayor pueden ser considerados los primeros posesionarios de la historia local, en vista de que las propiedades que hoy ostentan, no son más que fruto de la rapacidad de la familia de Diego de Montemayor y otros descendientes, de los bienes del verdadero dueño de estas tierras del Nuevo Reyno de León, que fue Don Luis Carvajal y de la Cueva, porque el señor las compró, no se las otorgaron los Reyes de España. Carvajal compró a la Corona en dos millones de ducados (que su suegro le dio) y adquirió así, un cuadrado de 200 leguas por cada lado que iba desde su hacienda en El Pánuco, hasta Galveston, Texas y de ahí a Albuquerque, Nuevo México, para bajar hasta San Luis Potosí y Zacatecas. La acusación de judaísmo por la Inquisición exterminó a los Carvajal y, sus propiedades, pasaron en forma de rapiña al Capitán que estaba bajo las órdenes de Carbajal, Diego de Montemayor y de otros personajes de triste memoria. Todo está documentado, desde la obra de Abelardo Leal (padre) “Nuevo León un estado sin impuestos” impreso por la UANL en los años ochenta del siglo pasado y, no se diga, en la obra del cronista sampetrino, Carlos González “Poderoso señor Capitán, Don Luis Carvajal y de la Cueva” UANL, 2017. Así las cosas, definitivamente hay de “posesionarios” a “posesionarios” y una historia negra emergerá y será base para procesos legales y aplicación de la Justicia ¡Órale! raurubio@gmail.com
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