Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Julio 22 de 2021
Hace un mes se conmemoró, El Día Internacional de las Viudas, ellas son un segmento de la población invisible y con problemas que se desconocen. Al perder a su marido su vida da un vuelco y comienza una lucha de toda la vida por sus derechos y su dignidad.
La migración y la pandemia COVID-19 dejan a decenas de miles de mujeres viudas o con sus parejas desaparecidas. En numerosos países se les niegan derechos como la herencia y pueden hacerlas objeto de estigma y discriminación.
En Coahuila las viudas son un sector numeroso en la Región Carbonífera en donde no hay semana en que falten los accidentes y la muerte de los mineros por condiciones de inseguridad y precariedad en el trabajo, una nutrida cantidad de mineros no cuentan con seguridad social ni otras prestaciones y al presentarse accidentes ellas y sus hijos quedan en la ruina y la degradación.
Hay muchos casos en que a ellas no sólo les fallece el marido, también sus hijos que mueren por explosiones o inundaciones en las minas artesanales, “pozos de muerte” que pueden llegar a más de 400 en ellos no hay protección y el dolor de ellas es indescriptible; para los dueños de los pozos, las explosiones son parte consustancial de la explotación del carbón, las muertes de los mineros es la cuota que cobra la naturaleza, así lo describen y no hay autoridad que vigile ni controle.
Hay viudas que han perdido hasta 4 hijos, el 23 de enero de 2002, a causa de una inundación en el pozo “Las Espuelitas” murieron 13 mineros que no tenían contrato, ni seguro social, pero cada uno producía hasta cinco toneladas de carbón por jornada entre ocho o 10 horas. En 1969, por la explosión de la mina de Barroterán murieron 153 trabajadores, y el mes pasado fueron 7 del mineral de la Florida, lo evidente es que la Región es tierra de nadie y las viudas y huérfanos, tienen, muerte, muerte, muerte.
Ayer se conmemoró el Día Mundial contra la Minería Tóxica, cuyo fin es oponerse a las devastadoras políticas extractivistas. México es uno de los 10 principales países mineros, esta actividad puede ayudar mucho al desarrollo del país, pero es criminal afectar al medio ambiente, a las comunidades y los trabajadores, los gobiernos neoliberales afectaron negativamente a la nación con su política minera, actualmente las mineras acaparan el 10.6% del territorio nacional.
La minería devasta la biodiversidad, contamina el suelo, agua, y aire; el oro que se extrae en México se hace a cielo abierto con lo que origina enorme destrucción, la ley minera de 1992, impulsada por Carlos Salinas entregó la explotación a las corporaciones, determinando que esa actividad es preferente frente a las otras, con ello afectó a comunidades que fueron despojadas.
El saqueo minero neoliberal resultó peor que el de la colonia española, compañías extranjeras son las principales beneficiarias de la extracción de oro, 77% canadienses 10 % estadounidenses; son 340 mil mineros los generadores de la extraordinaria riqueza en terribles condiciones laborales, con salarios de hambre, ganan 15 veces menos que los de nuestros vecinos del norte, los que cobran 35 dls. la hora.
De 2012 a 2015 han muerto en Coahuila 132 mineros, sin contar a los recientes. Y las viudas y huérfanos aumentan y quedan en el desamparo en la tierra de nadie. Lo bueno es que ahí está la Familia Pasta de Conchos.
Por eso y más en la consulta del 1 de agosto votaremos por el SI, que se juzgue a los expresidentes que saquearon al país y al gobernador indiferente que ignora a los trabajadores del platón con más de 80 días de protesta por los despojos.
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