lunes, 1 de octubre de 2018

Se extiende a Coahuila la ola de migrantes africanos

Llegan a Piedras Negras y Acuña

Eagle Pass y Del Río tienen menos capacidad para atender solicitudes
Foto
▲ Algunas familias de migrantes africanos que arribaron a Nuevo Laredo, Tamaulipas, con la finalidad de cruzar a Estados Unidos, optaron por trasladarse, algunas en taxi, a los municipios coahuilenses de Piedras Negras y Ciudad Acuña, donde el tiempo de espera para ser atendidos por las autoridades del vecino país es menor.Foto Carlos Figueroa
Foto
▲ Luego de una travesía de cinco meses desde África, pasando por Brasil y Centroamérica hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas, un grupo de migrantes africanos refugiados en la Casa del Migrante AMAR relatan los peligros que enfrentaron en la región selvática conocida como el Tapón del Darién, ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia.Foto La Jornada
Carlos Figueroa y Leopoldo Ramos
Corresponsales
Periódico La Jornada
Lunes 1º de octubre de 2018, p. 34
Nuevo Laredo, Tamps., El éxodo de migrantes, principalmente de África, a esta ciudad fronteriza ha comenzado a extenderse a los municipios coahuilenses de Piedras Negras y Ciudad Acuña, también limítrofes con Estados Unidos, donde ya hay por lo menos 220 personas de ese continente.
Desde hace tres meses, alrededor de 2 mil ciudadanos provenientes de Congo, Sri Lanka, Camerún, Mali y Kenia han arribado a la frontera con Laredo para solicitar asilo al gobierno de Donald Trump.
La guerra, el hambre, el desempleo, enfermedades y sequías los han llevado a viajar en barco; luego, enfrentando todo tipo de obstáculos, recorren Centroamérica y México hasta Nuevo Laredo. Ahí tienen que esperar hasta 10 días para llegar a mitad del puente internacional número uno.
Fuentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) revelaron que 300 migrantes provenientes de África y 80 de Cuba están en espera de ser atendidos por autoridades estadunidenses.
Los viajeros africanos se alojan en la Casa del Migrante de la Asociación Ministerio de Adventistas de Rehabilitación (AMAR), la iglesia bautista Getsemaní y Casa del Migrante Nazareth. Esta última dejó de recibir migrantes la mañana del sábado con el argumento de que ya está saturada.
Para llegar a la mitad del puente internacional los migrantes deben pasar primero un filtro del Instituto Nacional de Migración. Los funcionarios sólo permiten pasar a quienes ya tienen programada una entrevista con el CBP.
Ya a la mitad del puente, deben esperar varias horas sentados en el lado mexicano. Quienes tienen familia en Estados Unidos piden refugio y los que pueden demostrar que corren peligro de muerte, como los provenientes de Congo, solicitan asilo político.
Las mujeres con niños reciben atención prioritaria y tienen mayores posibilidades de ser asiladas o refugiadas. Por ello, la mayoría de los migrantes africanos son mujeres que viajan con sus hijos.
Lina Nzau Matondo y sus hijos, Makiese, Amílcar y Sara Matondo Diatuye, viajan desde la República Democrática del Congo para pedir asilo en Estados Unidos.
La mujer narró que zarpó de Congo, 20 días después arribó a Brasil y desde ahí cruzó –a pie, en autobús o de aventón– Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México hasta llegar a Nuevo Laredo.
Relató que lo más difícil de su travesía fue atravesar el llamado Tapón del Darién, una de las selvas más peligrosas del mundo, en la frontera entre Colombia y Panamá.
El pasado 29 de septiembre, entre las calles 15 de Junio y Guerrero, y a mitad del puente internacional número uno, había cerca de 50 africanos. Todos viajaban en familia. El domingo aguardaban alrededor de 15.
Varias familias recibieron cobijo en la Casa del Migrante AMAR y en la iglesia bautista Getsemaní. Tres, luego de ser avisadas por paisanos, se trasladaron a Ciudad Acuña, Coahuila, a unas cuatro horas en auto, donde la espera para cruzar a Estados Unidos es más corta.
Decenas de migrantes se encuentran en Piedras Negras, Coahuila, y se espera que en los próximos días el número aumente, pues cada día arriban de 10 a 20 extranjeros.
Algunos viajeros explican que huyeron de Congo, Camerún y otros países donde hay guerra civil con la esperanza de rehacer su vida en Brasil, pero la inseguridad los obligó a partir.
Atravesaron Centroamérica eludiendo a las pandillas y creyeron que en Nuevo Laredo tendrían un respiro, pero no fue así.
Los secuestros, extorsiones y ataques de la delincuencia organizada los hicieron voltear a Coahuila y desde hace un mes llegan en autobuses y taxis por la carretera Ribereña hasta Piedras Negras y Ciudad Acuña.
Eagle Pass y Del Río, limítrofes con Piedras Negras y Ciudad Acuña, respectivamente, no tienen suficiente infraestructura para atender a grupos numerosos de migrantes. Los trámites migratorios avanzan a cuentagotas y en promedio logran ingresar entre cuatro y 12 africanos, sobre todo familias, explicó la edil de Piedras Negras, Sonia Villarreal.
Inicialmente los extranjeros fueron recibidos en refugios para migrantes y durante días convivieron con centroamericanos y mexicanos que también buscan cruzar la frontera, pero los albergues se saturaron y ahora varios grupos permanecen cerca de los dos puentes internacionales.
De acuerdo con cálculos de la unidad municipal de protección civil, en un mes llegaron a Piedras Negras alrededor de 200 africanos. A diferencia de los centroamericanos, los primeros tienen permiso temporal del gobierno de México para no ser detenidos en su trayecto hacia la frontera con Estados Unidos.
El ayuntamiento de Piedras Negras organiza cada semana brigadas de salud para evitar epidemias. Villarreal reportó que los africanos empezaron a llegar a Piedras Negras por recomendación de los agentes del Instituto Nacional de Migración. ‘‘Nuevo Laredo está desviando a los migrantes, pero Laredo tiene más de atención que Eagle Pass’’, subrayó.
María Elena Daniel Cristerna, de la organización Las Hijas del Rey, informó que ‘‘en la iglesia nos organizamos para prepararles comida, que les llevamos hasta donde se encuentran.
‘‘El padre Miguel Ángel Cristerna llevó a varios al templo El Buen Pastor, sobre todo mujeres y niños, para que se pudieran asear. Se les dio ropa limpia y a los niños que andaban descalzos se les compraron zapatos’’, aseguró la religiosa.
A Ciudad Acuña han llegado unos 20 africanos, pero no se descarta que el número aumente en los próximos días.

No hay comentarios: