domingo, 8 de marzo de 2015

Hambruna azota la Ciudad de México; primavera de 1915, a cien años del colapso


En el momento más álgido de la Revolución se dio corte de vías y caminos y con ello el suministro de alimentos. Se establecieron programas de racionamiento
domingo, 08 de marzo de 2015
CIUDAD DE MÉXICO.- Hacia finales de 1914 e inicios de 1915 la Ciudad de México vivió su más intenso momento revolucionario con la llegada de cuatro ejércitos de facciones diferentes en un plazo de medio año.
La entada y salida de gobiernos, de intendentes, de encargados de cuarteles y de autoridades municipales lograron que la Ciudad de México colapsara.
Hacia la primavera de 1915, la Ciudad de México era vista más como un punto estratégico que como la capital de un país.
Eso llevó a que, cada facción que asediaba a la ciudad, en el afán de debilitar a las fuerzas que ocupaban sucesivamente la capital, cortaran las vías de tren y de caminos y con ello el suministros de alimentos; los comercios no contaban con víveres, había mortandad y las calles estaban llenas de mendigos y huérfanos.
Esta convulsión bélica, política y administrativa, así como la proliferación de dinero de cada facción revolucionaria llevaron a que en la primavera de 1915 la Ciudad de México viviera la hambruna más severa de que se tenga memoria.
En agosto de 1914, Álvaro Obregón y Venustiano Carranza ingresaron a la ciudad tras derrocar a Victoriano Huerta. En diciembre Emiliano Zapata y Pancho Villa llegaron a la Ciudad de México al frente de la División del Norte y el Ejército del Sur, encabezando a la Convención Nacional Revolucionaria.
El 26 de enero de 1915 el presidente de la Convención, Roque González, decide retirarse a Cuernavaca y deja la ciudad de nuevo en poder de Álvaro Obregón.
Hace 100 años, el 10 de marzo, una vez más, Álvaro Obregón se ve obligado a abandonar la capital ante el asedio zapatista.
Cada ejército que entraba y salía de la ciudad consumía los suministros existentes.
Este desabasto a la ciudad y los problemas agrarios que ya existían en todo el país provocaron que la Ciudad de México se quedara sin alimentos, de hecho, no los había en ninguna parte, las haciendas habían sido barridas por la Revolución, los campesinos habían cambiado (por convicción u obligados) los campo de cultivo por los campos de batalla.
La endeble organización municipal en la capital agravó el ingreso de víveres, y los que estaban en existencia eran escondidos por comerciantes especuladores.
La situación era desesperada, como describe un comunicado emitido por el ayuntamiento capitalino: “Dadas las condiciones económicas por las que atraviesan los habitantes de la Ciudad de México, en cuyas calles y avenidas se encuentran un sinnúmero de limosneros, ancianos, mujeres y niños solicitando un socorro para subvenir a sus necesidades, el Gobierno del Distrito Federal, que está grandemente preocupado por la situación de estos infelices, se propone, por cuenta del mismo gobierno, crear asilos para recoger a los niños desheredados y establecer comedores públicos en número suficiente para satisfacer las necesidades de los  proletarios. Los  asilos y comedores públicos a que antes nos referimos, serán en número tal y repartidos por todos los barrios de la ciudad, que puedan satisfacer el deseo que se propone el Gobierno del Distrito, cual es el de aliviar el hambre de los necesitados”.
Si bien en 1910 el Censo de Población arrojó que en el Distrito Federal, en su zona centro y poblaciones rurales vivían 720 mil personas, hay que sumar los que migraron desde otras zonas huyendo de la Revolución, así como a las tropas acantonadas sucesivamente entre 1914 y 1915.
De acuerdo con el Ayuntamiento, la lista de existencias de suministros en bodegas de la capital eran azúcar, 30 mil 941 bultos; chile, 395 bultos; café, mil 141 sacos, y sal, 245 mil 650 kilos, entre otros.
Se establecieron programas de racionamiento de alimentos.
Para septiembre la situación era tan desesperada que el primer programa de racionamiento de víveres se dio en la actual Santa María la Ribera, entre mil 22 familias que agrupaban a 4 mil 90 personas.
Se establecieron cinco tipos de racionamiento: La más básica consistía en 200 gramos de maíz, 150 de frijol, 100 de harina, 100 de arroz; y la más completa compuesta de 100 gramos de maíz, 100 de frijol, 100 de haba, 50 de harina, 100 de arroz, 25 de manteca, 25 de azúcar, 25 de café.
Se estableció un sistema de tarjetas de “venta” para las familias que podían pagar las raciones, y otra de “obsequio” de estas despensas para quienes no contaban con recursos.
En los comedores con capacidad para 500 personas llegaban más de mil. Lastimosamente la mayoría no podía comer alimento alguno.
A esto hay que agregar la huelga de tranviarios, un brote de tifoidea y nuevos impuestos. La hambruna se prolongó a lo largo de todo el año.

MARCO HISTÓRICO
La ciudad era vista más como un punto estratégico.
1914
En agosto Álvaro Obregón y Venustiano Carranza ingresan a la ciudad tras derrocar a Victoriano Huerta.

El 6 de diciembre , Emiliano Zapata y Pancho Villa llegaron a la Ciudad de México e ingresaron al frente de la División del Norte y el Ejército del Sur, encabezando a la Convención de Aguascalientes.

1915
El 26 de enero, el presidente de la Convención, Roque González, decide retirarse a Cuernavaca y deja la ciudad a Álvaro Obregón.

El 10 de marzo, una vez más,  Obregón se ve obligado a abandonar a la capital ante el asedio zapatista.
Excélsior

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