IGNORAN DENUNCIAS DE EXPLOTACIÓN
Trabajadores del campo bloquearon en varios puntos la carretera transpeninsular y algunos de los jornaleros incluso saquearon comercios
El conflicto estalló el martes 17. A las 03:00 horas empezó la movilización para bloquear puntos estratégicos de la carretera transpeninsular.
domingo, 22 de marzo de 2015
VALLE DE SAN QUINTÍN, BC (Apro).- La desesperación y la ira de los jornaleros del Valle de San Quintín, Baja California —cuyas denuncias de explotación en los campos agrícolas han sido ignoradas desde hace años— estallaron el martes 17.
Ese día los trabajadores del campo bloquearon en varios puntos la carretera transpeninsular y algunos de los jornaleros incluso saquearon comercios.
La Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social (Aonemjus) convocó a la paralización de toda actividad comercial y de servicios básicos a partir de las 03:00 horas del martes 17, llamado al cual respondió casi la mitad de los más de 70 mil jornaleros que contabiliza ese frente.
Previamente hubo dos frustradas mesas de diálogo —una el 15 de octubre de 2014 y otra el pasado 22 de enero—, en las cuales los jornaleros organizados consideraron que no se tomó con seriedad su pliego petitorio, pues no estuvieron presentes los principales actores: Juana Laura Pérez Floriano, secretaria bajacaliforniana del Trabajo, representantes sindicales ni la parte patronal. En cambio llegaron funcionarios menores a darles "más atole con el dedo".
No estaba "ninguna de las autoridades que tenía que estar, así que nosotros también abandonamos esas mesas de trabajo, porque ellos no fueron capaces de llamar a los representantes de los agricultores o a los apoderados legales de las empresas, ni a los representantes de los sindicatos", dijo a Zeta uno de los líderes de la Aonemjus, Fermín Salazar, el lunes 16.
El conflicto estalló el martes 17. A las 03:00 horas empezó la movilización para bloquear puntos estratégicos de la carretera transpeninsular —principalmente en zonas aledañas a los ranchos agrícolas señalados por los jornaleros como centros de vejación y excesos—, ahora con la demanda de la presencia del gobernador de Baja California, Francisco Vega de Lamadrid y del secretario federal de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en las mesas de diálogo.
Los jornaleros advirtieron: "Responsabilizamos al gobierno de cualquier acción que pueda tomar en contra de esta organización, en contra de los dirigentes, porque se les dio suficiente tiempo para platicar con ellos, y como no lo hicieron, la gente ya está cansada… son miles de trabajadores".
Y una vez más enviaron su pliego petitorio con copia al presidente Enrique Peña Nieto, en el cual se incluyen, como puntos básicos, el respeto al derecho laboral para los trabajadores agrícolas, revocación del contrato colectivo firmado por la CTE y la CROC, afiliación al Seguro Social, pago de todas las prestaciones de ley, desaparición del salario compactado, sueldo de 300 pesos al día, respeto a los derechos de las madres trabajadoras y fin del acoso sexual por parte de mayordomos y patrones.
Señalaron a 12 empresas que les dan trato de esclavos y violan los más elementales derechos humanos y laborales; los dueños de algunas de esas compañías tienen ligas con funcionarios y políticos del PRI y del PAN.
Como la peor de éstas mencionan a la Santa María de Los Pinos. Según diferentes trabajadores y otras fuentes consultadas por Zeta, la empresa pertenece a los hermanos Víctor y Antonio Rodríguez, este último ex secretario estatal de Fomento Agropecuario. También señalan a las empresas Valladolid y Aragonés, de Manuel Valladolid Seamanduras, actual secretario estatal de Fomento Agropecuario.
PARO, BLOQUEO Y SAQUEOS
Todo el Valle de San Quintín amaneció el martes 17 en una calma tensa, con los comercios cerrados, sin servicio en los bancos y las gasolineras abandonadas. Los jornaleros bloquearon la carretera con llantas ardiendo, piedras y bloques de cemento y ellos se armaron con piedras y palos.
Los puntos tomados fueron el puente de la colonia Vicente Guerrero, frente al Centro de Gobierno, puente del Rancho Los Pinos, la Y del ejido Papalote, Puente de San Quintín, ejido Díaz Ordaz, Las Cruces, Santa María, Camalú, Puente de Punta Colonet y la empresa Driscoll. Pronto los ánimos se exacerbaron y los jornaleros, pese a las instrucciones en contrario de sus dirigentes, realizaron actos vandálicos.
Camalú se volvió una de las zonas más violentas, donde el líder de la alianza de jornaleros llamaba a la tolerancia y advertía que quien fuera detenido por actos vandálicos no sería rescatado de la cárcel: "Con esa actitud lo que estamos peleando se nos puede ir de las manos", decía.
"Dejemos libres los camiones, para demostrar la buena voluntad que hay para dialogar con el Gobierno del estado. Abran el paso; por culpa de ustedes no se va a arreglar nada en la mesa de diálogo", era la exigencia desobedecida.
La multitud enardecida saqueó las pocas tiendas que se atrevieron a abrir ese día. En Camalú asaltaron la tienda de autoservicio El Reloj. En la delegación de la Policía Municipal que está frente al establecimiento, los uniformados se limitaban a observar y terminaron por esconderse. En San Quintín también hubo atracos a tiendas.
El Puente del Arroyo Santo Domingo, en Camalú, fue el punto elegido para establecer una mesa de diálogo donde durante horas, líderes de los jornaleros y decenas de familias esperaron al gobernador Vega, quien primero se comprometió a llegar, luego dijo que no y finalmente cambió el punto de reunión "porque no estaban dadas las condiciones" para llegar a la reunión.
La multitud que aguardó toda la tarde del martes 17 bajo el sol empezaba a enardecerse y los líderes trataban de calmarlos: "No vamos a sentarnos a platicar a escondidas con el gobierno. No queremos hacer nada a espaldas de ustedes, como lo han hecho los sindicatos".
El gobernador no llegó. Mandó en cambio a Pablo Alejo Núñez, que en su calidad de subsecretario de Gobierno enfrentó a la multitud en la explanada del Centro de Gobierno municipal.
‘NO CREAMOS ESTAS CONDICIONES’
Aunque sólo habían transcurrido 15 horas de paro, Alejo le dijo a la multitud: "Yo también llevo dos días sin comer".
"¿Por qué no viene el Gobernador? ¡Que dé la cara! Cuando andaba de candidato vino sin importar si hacía frío, y ahora no se para para enfrentar los problemas", reclamaba una jornalera.
—Vamos a hacer una cosa… —trataba de responder Alejo.
—Vamos a hacer muchas cosas si el señor no viene aquí —refutaba la mujer, a quien la concurrencia aplaudió mientras los rostros de Alejo y su comitiva mostraban preocupación.
Le repetían una y otra vez al emisario del Gobernador los puntos del pliego petitorio. "¡Por favor, todos quieren hablar!", se quejaba el funcionario. "No se puede dialogar así, no les entiendo".
E insistía: "Pueden hacer una comisión entre todos para darle seguimiento a estas peticiones". Pero no convencía, menos con su sonrisa burlona todo el tiempo. "¡No! ¡Queremos solución ahorita, que se vea acá!". "¡Que venga el Gobernador para que la solución se dé aquí y no debajo de la mesa, como están acostumbrados!", exclamaba la líder.
"De aquí no nos vamos a mover. Siempre es lo mismo, nos engañan que va a haber solución, la gente ya está harta", manifestaban los jornaleros.
Y Alejo: ¡"Tengo dos días sin comer!", lo que provocó una rechifla como respuesta. "Muchachos, quiero que entiendan una cosa, nosotros no creamos estas condiciones… me voy a llevar su carta", les dijo.
"¡Usted no se va! ¡Usted se queda aquí!", exigió enardecida la mujer que lo increpó y unos mil jornaleros que junto con ella gritaban "¡Se va a quedar… se va a quedar… se va a quedar!".
"Que venga el Gobernador por usted. Si el Gobernador lo aprecia, que venga por usted, que dé la cara. El Gobernador lo aventó por delante, ¿verdad?". Y Alejo se empezaba a poner nervioso, pedía que lo dejaran regresar a las oficinas de gobierno, cuando ya lo empezaban a rodear y empujar: "Ya me tiraron hasta una piedra, muchachos".
Tras la primera piedra vinieron muchas más contra funcionarios, carros y policías; éstos pronto dispararon: contra la multitud, balas de goma; y al aire algunas ráfagas.
Alejo y su comitiva fueron resguardados hasta las oficinas de gobierno, donde estuvieron hasta altas horas de la noche.
La madrugada del miércoles 18 el estado aprehendió a los responsables de los saqueos y del bloqueo carretero. Pero "agarraron parejo", narran los jornaleros; golpearon a mujeres y sacaron de sus casas a hombres e incluso niños y ancianos, a quienes aventaban a las patrullas "como perros".
‘¡ESTAMOS ENCABRONADOS!’
La mañana del miércoles 18 Alejo Núñez ya no se atrevió a enfrentarse con la multitud y mandó a su subalterno, Moisés Dávalos López, subdelegado de gobierno en San Quintín.
Como maestro de escuela les hablaba a los ejidatarios apostados en el Puente de la Vicente Guerrero: "Miren, yo sé que están cansados…". "No estamos cansados… ¡estamos encabronados!", le respondieron.
Y la tónica fue la misma del día anterior: "Hagan una comisión de 15 personas y hagan una propuesta; vamos a dar respuestas conforme a derecho, no vamos a engañar a nadie. Miren, vamos a poner aquí una mesa y una sillita y nos ponemos a trabajar; hay personas que quebraron cristales y robaron tiendas".
El tono encendía a los jornaleros: "¡Queremos al Gobernador! Si no liberan a los presos no hay diálogo, así de fácil. ¿Hay arreglo o no hay arreglo?".
Terminaron por dejar hablando solo al funcionario.
Nuevamente los manifestantes, principalmente los jóvenes, tomaron los bloques de cemento que dividen los carriles de la carretera, los estrellaron, y empezaron otra vez las pedradas y los policías —de los tres niveles— respondieron con disparos.
"Aunque estábamos listos para cualquier cosa, nosotros estábamos rogando que no hubiera nuevamente un desmadre; pero viendo a los funcionarios que estaban diciendo las mismas pendejadas, sabíamos que se iba a armar de nuevo", confesó un policía ministerial.
DESDE EL CUARTEL
Por la tarde del miércoles 18, el gobernador Vega dio una conferencia de prensa en las instalaciones del 67 Batallón de Infantería, en San Quintín, donde fijó sus tres prioridades: salvaguardar la integridad de los ciudadanos, mantener libres las carreteras y convocar al diálogo.
Fue evasivo a las preguntas insistentes de por qué no se sentaba cara a cara con los ejidatarios y negó temer por su seguridad: "¿Inseguro? ¿Por qué voy a estar inseguro? Aquí estoy dando la cara".
Dijo que está y siempre ha estado pendiente de San Quintín. Justificó la problemática que ahí se suscita porque hay 42 mil trabajadores agrícolas y 32 mil son eventuales.
"Aquí han encontrado oportunidades y mejores condiciones que en otro lado. Si no, no tendría sentido que vinieran, ¿no?". Destacó que utilizando la fuerza pública de los tres órdenes de gobierno se aprehendió a más de 200 personas, y que se formó un contingente de mil 200 efectivos de las policías Federal, Estatal y Municipal; adelantó que no iban a negociar con ese tema.
JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ / ZETA