Agradece todo lo que ha vivido; pide perdón por los errores cometidos, y aunque es jalisciense se declara saltillense
Fotos: Zócalo | Cortesía y Archivo
Saltillo, Coah-. Al cumplir 100 años, el Obispo Emérito de Saltillo, Francisco Villalobos Padilla, agradeció todo lo que ha vivido, pidió perdón por los errores cometidos y dijo que aunque es jalisciense se declaró saltillense.
Este lunes la comunidad católica coahuilense estuvo de manteles largos, al convertirse monseñor Villalobos en el Obispo más longevo del país al llegar al siglo de vida, por lo que presidió la eucaristía, concelebrada con el nuevo obispo Hilario González y el Obispo Emérito, Raúl Vera.
Durante la homilía, monseñor Francisco leyó un mensaje, pero antes, con su tono de solemnidad, también se dio tiempo para bromear.
Luego continuó su homilía, donde a diferencia de otros personajes eclesiásticos que buscan protagonismos, monseñor Villalobos dijo que él no pretende atribuirse nada, porque por la gracia de Dios es lo que es e hizo lo que hizo.
Se desvivió en agradecimientos por la vida, sus padres, sus dos hermanas religiosas y dos hermanos sacerdotes, su vocación, la ordenación como presbítero en Roma, el paso como rector del Seminario de Guadalajara y su nombramiento, primero como Obispo auxiliar de Saltillo hace 50 años y luego como titular en 1975.
También agradeció por todo lo que se logró durante su obispado y lo que le han permitido hacer como emérito, aunque expresó que le duele mucho ya no poder seguir prestando servicio como antes. Y uno de los momentos más emotivos fue cuando prácticamente se admitió saltillense.
Finalmente, también pidió perdón por todos los errores cometidos, y dijo que aunque no sabe cuánto le quede de vida, espera que cuando sea llamado por Dios sea benevolente con él, y le permita seguir orando por todos.
La misa concluyó con palabras de monseñor Hilario González, celebrando la vida de monseñor Villalobos, y tras dar la bendición los presentes lo despidieron con un aplauso y luego la entonación de Las Mañanitas por parte de los feligreses.
Este lunes la comunidad católica coahuilense estuvo de manteles largos, al convertirse monseñor Villalobos en el Obispo más longevo del país al llegar al siglo de vida, por lo que presidió la eucaristía, concelebrada con el nuevo obispo Hilario González y el Obispo Emérito, Raúl Vera.
Durante la homilía, monseñor Francisco leyó un mensaje, pero antes, con su tono de solemnidad, también se dio tiempo para bromear.
“Les prometo que hablaré, solamente un minuto por cada año de vida”, dijo Monseñor, lo que desató la risa de los pocos admitidos en la Catedral.
Luego continuó su homilía, donde a diferencia de otros personajes eclesiásticos que buscan protagonismos, monseñor Villalobos dijo que él no pretende atribuirse nada, porque por la gracia de Dios es lo que es e hizo lo que hizo.
Se desvivió en agradecimientos por la vida, sus padres, sus dos hermanas religiosas y dos hermanos sacerdotes, su vocación, la ordenación como presbítero en Roma, el paso como rector del Seminario de Guadalajara y su nombramiento, primero como Obispo auxiliar de Saltillo hace 50 años y luego como titular en 1975.
También agradeció por todo lo que se logró durante su obispado y lo que le han permitido hacer como emérito, aunque expresó que le duele mucho ya no poder seguir prestando servicio como antes. Y uno de los momentos más emotivos fue cuando prácticamente se admitió saltillense.
“Te doy gracias, Señor, porque al igual que Abraham me has dicho: ‘sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre, y ve a la tierra que yo te mostraré’. Y en todo este camino, en estos 100 años, Tú me has acompañado siempre. Así como Abraham se hizo de otro pueblo, a mí también me has permitido hacerme de Saltillo”, expresó Villalobos Padilla.
Finalmente, también pidió perdón por todos los errores cometidos, y dijo que aunque no sabe cuánto le quede de vida, espera que cuando sea llamado por Dios sea benevolente con él, y le permita seguir orando por todos.
“Y tengan la seguridad que también allá, desde el cielo, estaré echándole la mano a Saltillo, a Piedras Negras, esta Diócesis, estas diócesis que tanto amo, a las que dediqué mi vida, esta viña a la que fui enviado por el Señor hace casi 50 años”, manifestó.
La misa concluyó con palabras de monseñor Hilario González, celebrando la vida de monseñor Villalobos, y tras dar la bendición los presentes lo despidieron con un aplauso y luego la entonación de Las Mañanitas por parte de los feligreses.
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