lunes, 22 de junio de 2020

La pandemia en la reflexión: Žižek y Chomsky*


R
esulta extraordinariamente interesante encontrar las reflexiones de ciertos filósofos profesionales como Slavoj Žižek o Noam Chomsky sobre la pandemia que vivimos, que ha puesto de cabeza al mundo y a nosotros nos ha dejado, por lo pronto, en el encierro, incluyendo atisbos acerca del futuro que abre la enfermedad. Reflexiones que son siempre tentativas y provisionales, y que resultan, a querer o no, especulativas, porque nadie tiene en sus manos el futuro. De todos modos, la especulación profesional e imaginativa resulta muy importante, estimulante.
Por ejemplo, Žižek opina que la pandemia del Covid-19 es una señal de que la humanidad no puede vivir más como de costumbre y que es necesario un cambio radical. Y agrega que quizá otro virus, pero de carácter ideológico, se esté propagando también y que será más benéfico que el sanitario.
Éste sería el virus de pensar en una sociedad alternativa, “en una sociedad más allá del Estado-nación, en una sociedad alternativa que se actualiza a sí misma en las formas de solidaridad y cooperación global que ha sugerido fuertemente la actual pandemia”.
Pero además de la pandemia (enfermedad), nos encontramos inescapablemente con una crisis económica que Žižek ve golpeando en primer término a Europa, que ya pasaba antes por muy serias dificultades económicas. En una encuesta europea, para responder si la vida volvería a ser algún día como antes de la pandemia, 39.9 por ciento (13 mil 436) respondió por el sí, en tanto que 60.1 por ciento (20 mil 239) respondió por la negativa.
Žižek respeta a Marx y pretende entroncar con sus preguntas fundacionales, y se ríe de quienes lo tachan de leninista locomis ideas, dice, son hegelianas. “Su enfoque estriba en centrarse en cómo pueden salir mal las cosas, y luego preguntarse hasta qué punto era necesario que fuese así (...).
¿Y si los representantes del orden capitalista global existente se están dando cuenta de lo que los analistas marxistas críticos llevan señalando hace tiempo: que el sistema se halla sumido en una crisis profunda? ¿Y si están explotando de manera despiadada la pandemia para imponer una nueva forma de gobernanza? El resultado más probable de la epidemia será que acabará imponiéndose un nuevo capitalismo bárbaro (...).
Nos referiremos ahora a la entrevista que concedió a Afp desde su casa de Tucson, en Arizona, Noam Chomsky.
¿Cómo interpreta lo que está sucediendo en Estados Unidos, que se ha convertido en el país más golpeado por el virus en el mundo? Es que no hay un liderazgo mínimamente coherente, todo es caótico, responde Chomsky. La Casa Blanca está en manos de un sociópata megalómano que sólo está interesado en su propio poder, en sus perspectivas electorales, y al cual no le importa lo que pasa en el país, ni en el mundo. Por lo pronto se dedica a mantener el apoyo de su base electoral, que es la gran riqueza del poder corporativo. En la pandemia hay ya más de 90 mil muertes (dijo a finales de mayo), y habrá más, porque no hay un plan coordinado para controlar el problema.
Y siguió: “Cuando Donald Trump llegó al gobierno, lo primero que hizo fue desmantelar toda la maquinaria de prevención de pandemias. Cancelar programas en que trabajaban científicos chinos para identificar potenciales virus. Estados Unidos estaba particularmente mal preparado. Ésta es una sociedad privatizada, muy rica, con enormes ventajas (…) pero dominada por el control privado. No hay un sistema de salud universal (…) absolutamente crucial ahora. Resulta lo máximo del sistema neoliberal”.
Varios países están utilizando tecnología para rastrear a los ciudadanos o archivando su ADN para luchar contra el virus. ¿Estamos entrando con la pandemia a una nueva era de vigilancia digital?, preguntó la periodista. A lo que respondió Chomsky: “Hay compañías desarrollando tecnología para que los empleadores puedan ver qué hay en tu pantalla y vigilar lo que haces, qué tecla aprietas, si te levantas. Y será complementado con video. La llamada ‘Internet de las cosas’ está llegando. Es práctico. Implica que puedes prender la hornilla cuando estás conduciendo a casa. Pero también que la información está yendo a Google, Facebook y al gobierno. Una enorme cantidad de vigilancia, de control e invasión potencial. Si dejamos que las inmensas compañías tecnológicas controlen nuestra vida eso es lo que sucederá. Será como en China, donde algunas ciudades tienen un sistema de créditos sociales, hay tecnología de reconocimiento facial en todos lados y todo lo que haces es vigilado. Si cruzas la calle en el lugar equivocado, pierdes créditos. No es inevitable, así como el calentamiento climático no es inevitable. Pero sucederá a menos que la gente lo detenga”.
¿Pero está justificada esa invasión para contener el avance del virus?, pregunta también la periodista. Puede ser, en tiempos de amenaza. Pero nada es permanente. Se puede decir, sí, tienes esta autoridad ahora, pero puede ser revocada en cualquier momento. Depende de la eficacia de la democracia en cada país. O no los dejamos pasar o nos arrollan.

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