Gustavo Leal F.*
Aunque los servicios de salud de Guerrero están al borde del colapso, en consonancia con el reductivo Catálogo de Servicios Esenciales del Seguro Popular el 9 de agosto de 2011 el secretario Córdova Villalobos puso en marcha la Ventanilla de Salud (Ssa) en Anchorage, ¡Alaska!, en la que se ofrece a migrantes información para que estén atentos” a los riesgos que deben evitar para mantenerse sanos, además de servicios gratuitos para la revisión de la presión arterial, glucosa, colesterol, agudeza visual y glaucoma. En Estados Unidos operan otras 47 ventanillas y sólo “faltan” tres para cubrir toda la red de consulados de México.
Correspondiendo con la baja resolutividad de esas mismas intervenciones del Seguro Popular, oncólogos pediátricos alertaron que –sin considerar el letal desabasto de medicamentos– ese seguro resulta “insuficiente” para atender a los niños con cáncer pues, aunque ofrece cubrir el tratamiento, no cubre las complicaciones derivadas, lo que “limita” su atención digna y adecuada. La carencia de especialistas, resaltaron, deriva de la falta de plazas y bajos salarios.
El propio secretario de Salud de Tlaxcala, Jesús Fragoso Bernal, reconoce que los beneficiarios del Seguro Popular en la entidad “rehúyen” los servicios de hospitales y centros médicos de su dependencia, optando –“por falta de confianza” y en lugar de ellos– por “las clínicas privadas”. La cobertura de la entidad, puntualiza, “debería” ser de 75 por ciento de la población afiliada al Seguro Popular; “sin embargo, apenas capta 30 por ciento”. Aun con Seguro Popular, “no se acercan a nuestros centros y se ha visto que los servicios no cumplen con las expectativas”.
Pero para Salomón Chertorivski –el más fiel de los calderonistas– la “revolución gerencial” del Seguro Popular (que sólo existe en su afiebrada visión tecnocrática) ya se ha traducido en “pagos por evento” a médicos del sector público o privado que aceptan prestar servicios clínicos en las tardes, noches o fines de semana, “con lo que sus honorarios son equivalentes a los que podrían ganar en una consulta privada”.
Mientras tanto, paseando alegremente por Ginebra, el secretario Córdova Villalobos aseguraba que México logrará la cobertura universal ¡antes que Estados Unidos!, consolidando la meta de afiliación para finales de 2011: “estamos muy cerca, se está haciendo un gran esfuerzo, los estados se están afiliando de manera acelerada y vamos a empezar a tener banderas blancas”, casi declama.
Y, en efecto, con fines netamente electoreros, Calderón empezó a levantarlas en Chiapas (2.8), San Luis Potosí (4.8), Michoacán (5.8), Morelos (6.8) y Chihuahua (9.8). “Quiero ser recordado por mis logros en materia de salud”, fantaseó. Al tiempo que Córdova Villalobos destacaba que 10 estados “habían alcanzado la meta de afiliación para lograr la cobertura universal”.
Exactamente lo mismo hicieron Vicente Fox y Julio Frenk en los años 2005-2006.
Fox-Frenk 2005. En octubre, en Puebla, algunos serranos caminaron –entre la lluvia– hasta cuatro horas para llegar a Zacapoaxtla con la promesa de obtener una despensa, aunque la mayoría regresó a sus casas con las manos vacías, pero tocados con gorras blancas que portaban la leyenda “salud, Seguro Popular Puebla”, obsequiadas personalmente en el acto por el gobernador Marín y el secretario Frenk.
En noviembre, Fox sostuvo en su programa de radio Fox contigo que “la salud no es privilegio para unos cuantos y que todos los estados del país cuentan con el Seguro Popular. Tres ya alcanzaron la cobertura universal: Campeche, Colima y Aguascalientes. Izamos la bandera blanca. No vamos a dar un solo paso atrás en esta gran tarea”.
En diciembre, en la explanada de la delegación Venustiano Carranza, Fox, su esposa, Julio Frenk y Alejandro Encinas entregaron la credencial 3 millones del Seguro Popular, rodeados de panistas que portaban camisetas que tenían impresa propaganda de Felipe Calderón.
Fox-Frenk 2006. En enero, al encabezar el Día de la Enfermera, Fox anunció que los menores de 18 años que tienen cáncer y no están protegidos por alguna institución de seguridad social podrían afiliarse al Seguro Popular.
Días después expresó que, a través del avance en la cobertura del Seguro Popular, su administración le va a dejar “poca tarea” al siguiente gobierno y que habría “cobertura total del Seguro Popular en por lo menos 15 estados”. Mientras Frenk destacaba que la afiliación al Seguro Popular refleja “cómo se logra el ejercicio efectivo, universal, incluyente e igualitario de los derechos sociales”.
En febrero, Fox izó la bandera blanca en Guanajuato, al tiempo que la SCJN le ordenaba “suspender” sus espots de promoción del Seguro Popular. Pero, violando la ley, en abril Fox envió cartas de felicitación a los afiliados del Seguro Popular.
Hasta que, después de publicitar –en pleno agosto– el Seguro Popular en San Diego, California, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) reconoció la abierta intervención de Fox –en su calidad de titular del Poder Ejecutivo– en la controversial elección del año 2006, aunque no lo penalizó.
Así que a pesar de Chertorivski –el más fiel de los calderonistas– y los “académicos” del Coneval que se atreven a publicitar esa fantástica “universalidad” como ¡un “derecho social” atendido!, la terca realidad que se impone muestra que los servicios están peor de lo que estaban antes del Seguro Popular.
Como con Fox, ¿se pronunciará también el TEPJF frente al uso electoral abusivo de Calderón y Córdova con la cobertura “universal” del Seguro Popular?
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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