Código Gestapo
Represión patriótica
Limpieza social
The Royal(e) Tour
El guía Feliz(pe)
Julio Hernández López
La propuesta calderonista de nuevo código de procedimientos penales forma parte del rediseño autoritario que el asediado ocupante de Los Pinos quiere instalar en el país justamente en el tramo delicado en que la opción electoral de relevo del poder y la continuidad institucional están bajo fuego (literalmente) y cuando avanzan planes cupulares retorcidos que requieren de la disponibilidad discrecional de mayor fuerza represiva legalizada para enfrentar oposiciones previstas.
Los años de terror y sangre han sido un cruento ejercicio preparatorio para abrir paso a la conformación de un estado policiaco-militar que por necesidad de supervivencia no puede depender de vaivenes electorales o veleidades partidistas. Durante el priísmo se desarrolló la tesis del fraude patriótico que justificaba la delincuencia electoral en razón de cerrar el paso a la derecha reaccionaria y antipopular; ahora está en curso la tesis de la represión patriótica, que justifica la funeraria limpia social de presuntos delincuentes, la imposición de virtuales estados de sitio, el control de la colectividad mediante el mecanismo fabricable a conveniencia de las denuncias anónimas y la sujeción ostentosa del ciudadano a las nuevas reglas jurídicas que consistirían simplemente en la conversión del ánimo policiaco y militar en motivo de allanamientos, detenciones y encarcelamientos a gusto de la autoridad ejecutora.
El código Gestapo que Calderón impulsa constituye la máxima confesión pública de intencional atropellamiento de la letra constitucional y de imposición de criterios y procedimientos dictatoriales. En una sociedad que no estuviera anestesiada, como la mexicana, esas revelaciones crudas del ánimo verdadero que mueve al personaje encaramado en el máximo poder generarían protestas y movilizaciones. Abiertamente, sin tapujos, Felipe Calderón confirma su condición de comandante deseoso de redadas, castigos y mano durísima. El disparate procesal penal no es una excepción, sino que forma parte del conjunto de normas con que a fin de sexenio se pretende blindar el comandante feliz y, de serle posible, forzar la instalación de un paniaguado sucesor aborregado, haiga de ser como haiga de ser, e instalar, de esa u otra forma peor, un control transexenal fundado en el poder de las armas y su utilización politizada.
Con las reformas a la Ley de Seguridad Nacional, el comandante feliz busca formalizar los movimientos de tropas que actualmente realiza, y trata de contar con autorización plena para decretar personalmente estados de excepción. Con la propuesta de relección inmediata de legisladores y gobernadores sustitutos e interinos, se concentraría aún más el ejercicio político en el puñado que actualmente lo disfruta y se cerraría el paso a opciones indeseadas por esas cúpulas. Y con el código Gestapo se tendría la libertad absoluta de activar los mecanismos policiacos y judiciales contra cualquiera y por cualquier razón. Ni siquiera estamos frente a ingeniosas novedades, sino frente a simples trámites legislativos en busca de consolidar lo que ya existe. Los militares y Calderón ya hacen lo que ahora buscan reglamentar con la LSN. La clase política se mantiene de cargo en cargo indefinidamente. Y la policía y los soldados ya actúan como el nuevo código les permitiría. Simplemente hay que darle formalidad a lo que ya es la diaria realidad. (A propósito: la noche del martes hubo una reunión de líderes de bancadas partidistas de PRI, PAN y PRD en la que acordaron impulsar la relección inmediata de legisladores cuando menos en los estados. A este tecleador solamente le dieron iniciales: PRI: MF. PRD: CN y GAN. PAN: JGM y JC. Ellos también pretenden generar votación a favor de la minuta senatorial que llaman Ley Manlio. Se habló de la posibilidad de que se elimine el artículo transitorio que impide a los actuales legisladores federales ser beneficiarios de la relección inmediata. El pajarito de las indiscreciones ya no dijo más.)
Mientras tanto, en Veracruz el franquista gobernador Javier Duarte insistía en deslizar la idea de que los delincuentes merecen morir y la sociedad no debe preocuparse por ello. Las palabras de ese personaje han multiplicado la sospecha de que en diversas partes del país se está practicando la llamada limpieza social, no solamente mediante la utilización de bandas parapoliciacas o paramilitares que exterminan a los malos, sino incluso con la participación de efectivos gubernamentales. Recuérdese el cinismo del general Bibiano Villa que en Torreón hablaba de matar sin mayor miramiento a quienes consideraba zetas. Por lo pronto, las camionetas de descarga de masacrados continuaban trabajando en Veracruz a pesar de que en su zona conurbada se realizaba ayer una reunión de presidentes de tribunales y procuradores de justicia que contó con una extraordinaria vigilancia oficial.
Pero nada empañaría la felicidad de los mexicanos al ver a su muy feliz guía de turistas, Felizpe Calderón, buceando para ubicar al peso y escalando pirámides para encontrar al dólar, haciendo la V de la victoria en el agua, mostrando con orgullo la maravilla de ciudades que en la antigüedad había aunque las actuales sean tan peligrosas, presumiendo que sabe contar escalones aunque no votos, paseando en canoa con remadores nativos, montando a caballo entre santuarios michoacanos sin Familia ni Templarios a la vista, bajando a sótanos como los de la política actual, admirando a los Voladores de Papantla como lo hacían algunos mientras a unos metros arrojaban cadáveres en un paso a desnivel en Boca del Río. Rápido el guía de turistas y furiosos los mexicanos, sería una mala adaptación del chiste que el mismo Calderón hizo en Los Ángeles frente a migrantes. Del casino Royale a The Royal Tour, por cortesía de tres patrocinadores de los cuales uno es la Fundación José Cuervo, que tiene como misión, según su página de Internet, contribuir a elevar la calidad de vida de las comunidades cercanas a las empresas de José Cuervo. ¡Salud, y buen fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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