"Llegué a China en 1961 para hacer entrevistas a intelectuales chinos. Por entonces, el presidente mexicano Adolfo López Mateos quería establecer lazos diplomáticos con China, pero no podía hacerlo por la presión de Estados Unidos”, dijo.
Notimex
Publicado: 22/09/2011 12:22
Pekín. Sin apenas poder pronunciar palabra por la afasia que le afecta, pero con la memoria intacta, el célebre escritor mexicano Sergio Pitol, de 78 años, rememoró hoy en una conferencia en el Instituto Cervantes de Pekín su primera experiencia en el gigante asiático, en 1961.
Asistido por Elizabeth Corral, profesora de Literatura de la Universidad Veracruzana, el autor recordó su paso por la que era la China de Mao Zedong, durante los ocho meses que residió en la capital asiática.
“Llegué a China en 1961 para hacer entrevistas a intelectuales chinos. Por entonces, el presidente mexicano Adolfo López Mateos quería establecer lazos diplomáticos con China, pero no podía hacerlo por la presión de Estados Unidos”, dijo el Premio Cervantes 2005 en un texto que él escribió y que leyó un alumno mexicano.
Pitol, que en sus novelas y relatos siempre mezcló los sueños con los recuerdos de sus viajes por todo el mundo, explicó que su primera sensación al llegar a Pekín fue de libertad, de una efervescencia intelectual que se practicaba paseando con autores y filósofos por parques como el Palacio de Verano y monumentos como el Templo del Cielo.
Fue entonces cuando descubrió su pasión por la ópera china y por autores clásicos como Lao-She, que posteriormente traduciría al español.
“Pero a los dos meses de llegar comenzaron a aparecer síntomas peligrosos”, dijo el escritor, traductor y ex diplomático nacido en Puebla en 1933, en referencia al advenimiento de la Revolución Cultural (1966-1976).
“Algunos escritores comenzaron a ser expulsados de la asociación de escritores por no estar de acuerdo con las ideas políticas. Pero jamás imaginé la monstruosidad que después llegaría”, agregó, en referencia a este oscuro momento de la historia de China en que los intelectuales eran sometidos a “vejaciones simplemente por poseer libros en lenguas extranjeras”.
“La vida cultural se acababa. Sólo había el pensamiento del Estado”, abundó. Una imagen que cambió repentinamente tras su segundo viaje a China, en 2006, cuando fue invitado a la Universidad de Xi’an, en el centro del país.
“Encontré un país nuevo. Un lugar donde la juventud mostraba más curiosidad que en cualquier otro sitio, un territorio en plena reconstrucción”, dijo el autor de la “Trilogía de la memoria” (2007), quien durante su estancia en China acudirá a la presentación del Centro de Estudios “Sergio Pitol”, en la ciudad de Chongqing (centro).
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