Nannerl, la hermana de Mozart. |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Indispensable para los melómanos, esta película francesa Nannerl, la soeur de Mozart, con guion y dirección de René Féret, trata el tema de la discriminación de la mujer, en este caso Marie-Anne Walburga Ignatia Mozart (1751-1829), la hermana mayor de Wolfgang Amadeus.
Clavecinista, violinista, cantante y compositora, la llamaban cariñosamente Nannerl. Ambos hermanos fueron educados por su padre Leopold, competente músico, autor de un método de violín; según él, su hija fue una intérprete tan sobresaliente como Wolfgang.
Habrá que añadir el nombre de Nannerl a la lista de compositoras ninguneadas por la historia, entre las que se encuentran Hildegard von Bingen (1098-1179), Barbara Strozzi (1619-1677), Fanny Hensel Mendelssohn (1805-1847), Clara Schumann (1819-1896) o Alma Mahler, entre otras.
Wolfgang adoraba a su hermana mayor. Maynard Solomon escribe: “A los tres años, Mozart sin duda quiso estudiar música al mirar las clases que su padre daba a Nannerl; quería ser como ella”.
Nannerl demostró desde niña excepcional talento autoral, como consta en la correspondencia de Leopold y Wolfgang; no obstante, las convenciones sociales impedían que una mujer se dedicase a la música después de cumplir 15 años, pues ya había alcanzado la edad del matrimonio, y la obligaron a dejar el violín y no asistir más a las clases de composición que su padre y otros maestros daban a Wolfgang.
Tanto Sor Juana en la literatura como Hildegard von Bingen en la música pudieron desarrollar su creatividad al amparo de la vida religiosa. Pero lo terrible en el caso de Nannerl Mozart es que casi la totalidad de sus composiciones se perdieron, las que lograron sobrevivir aparecen signadas dentro del corpus compositivo de Wolfgang niño.
Soberbios en esta película son la fotografía, decoración, escenarios y vestuario; hay escenas filmadas en el Palacio de Versalles. Inolvidable la actuación de Marie Féret en el papel de Nannerl.
Muy reveladora resulta la recreación fílmica de la vida itinerante de la familia Mozart por las cortes europeas, vemos detalles encantadores dentro de la relación de los dos niños prodigio y se atisba lo arduo del oficio musical: ensayos interminables, gran esfuerzo y enorme concentración.
Nannerl tal vez fue tan genial como su hermano e intentó por todos los medios derrotar las convenciones imperantes en el siglo XVIII, pero no pudo escapar de su destino como tampoco pudieron la mayoría de las mujeres de esa época.
Para esta película fue necesario inventar la música que Nannerl pudo haber escrito, diferente a la de Wolfgang, con un dejo del barroco. Había de recrearla una mujer y el encargo recayó en Marie-Jeanne Séréro, quien es una compositora contemporánea.
Clavecinista, violinista, cantante y compositora, la llamaban cariñosamente Nannerl. Ambos hermanos fueron educados por su padre Leopold, competente músico, autor de un método de violín; según él, su hija fue una intérprete tan sobresaliente como Wolfgang.
Habrá que añadir el nombre de Nannerl a la lista de compositoras ninguneadas por la historia, entre las que se encuentran Hildegard von Bingen (1098-1179), Barbara Strozzi (1619-1677), Fanny Hensel Mendelssohn (1805-1847), Clara Schumann (1819-1896) o Alma Mahler, entre otras.
Wolfgang adoraba a su hermana mayor. Maynard Solomon escribe: “A los tres años, Mozart sin duda quiso estudiar música al mirar las clases que su padre daba a Nannerl; quería ser como ella”.
Nannerl demostró desde niña excepcional talento autoral, como consta en la correspondencia de Leopold y Wolfgang; no obstante, las convenciones sociales impedían que una mujer se dedicase a la música después de cumplir 15 años, pues ya había alcanzado la edad del matrimonio, y la obligaron a dejar el violín y no asistir más a las clases de composición que su padre y otros maestros daban a Wolfgang.
Tanto Sor Juana en la literatura como Hildegard von Bingen en la música pudieron desarrollar su creatividad al amparo de la vida religiosa. Pero lo terrible en el caso de Nannerl Mozart es que casi la totalidad de sus composiciones se perdieron, las que lograron sobrevivir aparecen signadas dentro del corpus compositivo de Wolfgang niño.
Soberbios en esta película son la fotografía, decoración, escenarios y vestuario; hay escenas filmadas en el Palacio de Versalles. Inolvidable la actuación de Marie Féret en el papel de Nannerl.
Muy reveladora resulta la recreación fílmica de la vida itinerante de la familia Mozart por las cortes europeas, vemos detalles encantadores dentro de la relación de los dos niños prodigio y se atisba lo arduo del oficio musical: ensayos interminables, gran esfuerzo y enorme concentración.
Nannerl tal vez fue tan genial como su hermano e intentó por todos los medios derrotar las convenciones imperantes en el siglo XVIII, pero no pudo escapar de su destino como tampoco pudieron la mayoría de las mujeres de esa época.
Para esta película fue necesario inventar la música que Nannerl pudo haber escrito, diferente a la de Wolfgang, con un dejo del barroco. Había de recrearla una mujer y el encargo recayó en Marie-Jeanne Séréro, quien es una compositora contemporánea.
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