RAÚL A. RUBIO CANO
Diciembre 20 de 2018
Se va evidenciando la maldad de la oligarquía regiomontana ante el avance del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Con el gobierno de Rodrigo Medina, poderosos empresarios llegaron a convertir lo que fue un organismo para la recuperación de la ciudad del impacto del huracán Alex, en un ente como el Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica, que aglutina a los diez grupos más fuertes económicamente en la entidad y que hasta antier era presidido por Carlos Salazar Lomelín; en sí, este Consejo se puso por encima del mismo Poder Ejecutivo del Estado de Nuevo León, ya que es él, el que marca la pauta al gobernador del Estado, Jaime Rodríguez (El Bronco), para que se lleven a cabo obras con dinero del gobierno (del pueblo) al gusto de los poderosos empresarios y así, ha venido sucediendo en materia de obra pública en Nuevo León, que no sólo es asunto de El Bronco, sino de estos señorones que son en sí, el verdadero Estado sobre otro Estado, pero este último, conformado por un proceso electoral donde más de un millón de ciudadanos optamos por El Bronco, pero por lo visto, para los señores del gran capital local eso les importa un bledo, ya que son ello y sólo ellos, los que marcan la pauta a seguir en los destinos del estado de Nuevo León. Bueno, eso estaba siendo así hasta que llegó López Obrador y ¡Zas! se va acabando el “tronido de los chicharrones de la IP” en esa anticonstitucional forma de operar de ese Consejo de Nuevo León para la Planeación Estratégica, quien hasta en forma insultante, obligó a la llegada de El Bronco, a que fuera a las oficinas de FEMSA para que recogiera el programa de su gobierno, hecho por ellos; así las cosas, sí la obra pública anda mal, pues la culpa no sólo es del gobierno de El Bronco, sino de esa IP que impuso sus reales sobre toda la vida del estado y busca hacer dinero a como dé lugar. Ellos son los responsables del Plan Hídrico y de muchos otros planes y, por lo tanto, del proyecto Presa Libertad, que bajo la mentira de que falta agua en Monterrey (ya lo hemos explicado muchas veces), querían 10 mil millones de pesos para sólo traer muy apenas un metro cúbico de agua por segundo al área metropolitana; multimillonaria cantidad que con una tercera parte de ella podrían traerse 5 M3/seg. de la Presa El Cuchillo ¿Entonces, para qué diablos querían esa presa? Pues, para impulsar desarrollos de pequeñas ciudades para personas de altos ingresos en torno a esa presa (que, por cierto, se llenaría de aguas de muy mala calidad por agroquímicos de campos de cultivos y desechos fecales de ganados de la zona). Por lo visto, el súper negocio fue descubierto a tiempo de definir la Ley de Egresos de la Federación 2019 -a pesar de la promesa de AMLO- para darles dinero, pero, para traer agua para consumo humano, no para desarrollos urbanos de particulares. Por eso, no les dieron ni un peso para esa espuria presa ¡Órale! raurubio@gmail.com
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