Frente al Covid-19 no somos invencibles, afirma
Molesta lo desconocido, el miedo a la falta de control, dice la Mujer pájaro
▲ La atleta, enfundada en su traje con alas, el cual utiliza para lanzarse al vacío desde cimas alpinas.Foto Afp
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Periódico La Jornada
Domingo 3 de mayo de 2020, p. a10
Domingo 3 de mayo de 2020, p. a10
París, La aventurera suiza Géraldine Fasnacht parecía no conocer el miedo. Planeaba como pájaro a miles de metros de altura, pero el rostro descarnado del temor lo conoció con la pandemia del coronavirus, primero al contagiarse y después con el confinamiento tras padecer Covid-19.
Frente al virus no somos invencibles, señala Fasnacht, cuyo marido está infectado y probablemente su bebé de cuatro meses.
En el pueblo de Verbier, situado en los Alpes y conocido como la 'Meca' para los adeptos del freeride, disciplina extrema del esquí que consiste en lanzarse por descensos salvajes, es donde la deportista de 39 años combate al coronavirus.
La suiza explica que se sentía débil y con dolores, pero que en un principio no asoció su estado con el Covid-19. Hasta que perdió el gusto y el olor, y su marido desarrolló síntomas más graves.
Estuvo completamente inerte durante dos días, tenía mucha fiebre, relata la deportista los sín-tomas de la angustia; “yo tenía dolores en la espalda, pero a él, no podía ni tocarlo, tenía la impresión de que le ponía un cuchillo en la espalda.
Muchas incertidumbres
Es el miedo a no poder controlar nada. Lo que me molesta es lo desconocido. No hay nada seguro, muchas incertidumbres, y me preocupa porque me gusta controlar las cosas, me aterra lo desconocido, añade.
La deportista, quien comenzó a esquiar a los dos años de edad, al mismo tiempo que aprendía a caminar, creció deslizándose sobre la nieve encima de su tabla. Triple vencedora de la Xtreme de Verbier (la prueba más importante del freeride), también destaca en paracaidismo, base jump y wingsuit (traje con alas).
Expediciones en total autonomía a las tierras de Baffin (Ártico), pasando por su histórico salto de 2014 cuando se convirtió en la primera mujer en hacerlo desde la mítica cima alpina del Cervino (4 mil 478 metros de altitud), forman parte de su currículum. Pero ninguna experiencia le produjo pánico como estar ante la enfermedad que paralizó al planeta en este 2020.
No se trata solo de mí, está el bebé, le miro todos los días a los ojos, tomo su temperatura. Descubro lo que es ser mamá y cuidar a otra persona, comenta la atleta que pensaba estar protegida por su estilo de vida saludable.
Ahora soy madre y me importa haber contraído un virus. No sé dónde se parará, quizás no estemos inmunizados, no sabemos si se puede reactivar; esto me cansa y me estresa, agrega.
Pero sobre todo lo que ha vivido, esta experiencia le ha recordado que sentirse invencible es un espejismo.
“Cuando salté del Cervino, cuando hice el primer salto de base jump en la Antártida, cuando gané el Xtreme de Verbier en múltiples ocasiones o recorro pendientes extremadamente salvajes que había puesto en mi lista años atrás; tienes la impresión de ser invencible, pero todos podemos enfermar, incluso yo”, reconoce.
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