RAÚL A. RUBIO CANO
Enero 17 de 2019
“Manifiesto con enorme pesar, que hace media hora murió mi hermana mayor, mi amiga, mi compañera de lucha, mi camarada, un ser humano excepcional, una giganta @CampaChata. No grito de dolor porque me aguanto”. Ello lo dijo ayer, a las 10:42 en su cuenta de Twitter, el diputado Gerardo Fernández Noroña, refiriéndose a María Fernanda Campa Uranga. La Chata Campa, como la conocimos, efectivamente era un ser excepcional, que a sus 78 años seguía siendo activista social, pero también, una científica en el área de la geología de grandes dimensiones académicas. Con su doctorado en esta disciplina, es fundadora del Instituto Mexicano del Petróleo y del Laboratorio de Geología de Yacimientos y como una feroz defensora de las riquezas del subsuelo mexicana en el año 2008, en el Congreso de la Unión, refuta la maldad petrolera de Felipe Calderón y ofrece alternativas para una verdadera Reforma Petrolera. La doctora Campa, mezcló su formación académica (primera mujer geóloga egresada del Instituto Politécnico Nacional y quien posee en Internet el artículo más visitado en el mundo sobre la Teoría de Placas Tectónicas), con la entrada y salida de las cárceles en el Distrito Federal en buena parte de su vida, ya que fue hija del histórico líder ferrocarrilero, Valentín Campa, comunista nacido en Monterrey, que vivió largos años en la prisión de Lecumberri por su lucha contra el charrismo sindical y de la feminista también comunista, defensora del voto de las mujeres y demás causas sociales, Consuelo Uranga, quien igualmente fuera presa por su lucha social en la temida cárcel de Belén. Pero posteriormente, como esposa del dirigente Raúl Álvarez Garín, integrante del Consejo Nacional de Huelga, del Movimiento Estudiantil de 1968, detenido por años en Lecumberri, María Fernanda, incrementaría aún más su presencia en esa cárcel ante la detención allí de su padre y esposo. El basamento de una vida dura de lucha social de sus padres, de vivir la represión del Estado sobre los movimientos sociales de mediado del siglo pasado; no sólo avivó el amor por la ciencia y la tecnología como armas de emancipación del oprimido pueblo, sino fue el combustible de su indetenible carrera de activista y defensora de la Madre Tierra. Supo vivir un Humanismo Real como lo señalaría el joven Marx en 1844, ello la convirtió en un personaje muy singular en luchas rurales (ejemplo: defensa de los macheteros de Atenco y Lago de Texcoco) y urbanas (afectados por los sismos en el DF) y, a soñar y colaborar con los nuevos paradigmas y estudiosos de Ciencias de la Tierra para una mejor vida de todos y, en armonía con la Madre Naturaleza (Permacultura. Ver: sus comentarios al libro Geología y Estado, del doctor Igor Ishi Rubio Cisneros, UANL, 2018). Ayer, en sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, se guardó un minuto de silencio en honor de la revolucionaria y trascendente geóloga; porque es todo un referente su existencia, para miles de compañeras y compañeros. Descansa en Paz Camarada, y vigila y fortifica nuestros pasos en las luchas por un mundo mejor para todos ¡Venceremos! raurubio@gmail.com
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