RAÚL A. RUBIO CANO
Junio 22 de 2021
En Nuevo León, sigue el poder político de una de las oligarquías más rancias, ignorantes y destructivas de la vida de hombres y Naturaleza. El ejemplo contundente de ello fue la recienta postura del nuevo gobernador, por Movimiento Ciudadano, Samuel García, para según él, ya no mandar ni un metro cúbico de agua de la Cuenca del río San Juan, al vecino estado de Tamaulipas. Sin la menor pizca de humanismo y sí, de esa fanfarronería propia de esa clase social, formada por los más siniestros procesos de acumulación de capital, donde la delincuencia organizada y de cuello blanco, son dos terroríficas aristas que les viene dando resultado no sólo en su enriquecimiento material, sino en la socialización de sus prácticas de cultura dominante, al hacer creer a los millones de habitantes de Nuevo León sometidos por ellos y que no pertenece a su clase, el sentimiento, la creencia de que son parte de ella, sin llegar a serlo jamás; las redes y los moldeadores de conciencias (asesores políticos del Tec y alguno que otro de la UANL, sin faltar la intervención extranjera), se han encargado todos los días de establecer esa realidad tan inhumana y de expresar así a todos, su jactancia de clase del Fifí nuevoleonés, su interpretación rancia y podrida de la vida humana y del ausente respeto a los procesos naturales que nos dan la existencia. Por eso, el agua para ellos, no es más que un botín, que no se debe de compartir con nadie y sí, por el contrario, buscar su acaparamiento y engrandecimiento y verla como un medio de generar más riqueza de la que ya tienen, por eso, gentes como Samuel son felices entendiendo el agua como una mercancía, nunca como un bien común, ni mucho menos, aceptar su acceso a ella como un derecho a que tiene la gente (ONU, Carta Magna), no digamos los ecosistemas. La soberbia de esta clase dominante, en su máxima expresión, la dio a conocer el pasado sábado 19 de junio, el periódico El Norte, al cuestionar el trasvase de aguas de la Presa El Cuchillo al Distrito 026 en Tamaulipas, donde según un estudio del Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey, que encabezó el empresario Eugenio Clariond, Plan Hídrico 2050, se dice que no se revisa en el convenio de 1996, para otorgar dichas aguas desde El Cuchillo, si se aprovechan o no en Tamaulipas, dice Clariond: “Esta política de trasvases no revisa sí los usuarios de Tamaulipas necesitan el agua o no” y en recuadro a tal nota, El Norte, dicen que las aguas al Distrito 026 no llegan porque la gente no la usa para sembrar sus tierras ya que recurren al temporal, o por la violencia que vive la zona, o por las canales defectuosos con que se traslada el agua, o porque sencillamente, se la roban algunos vivales. ¡Caramba! vaya forma de dominio de clase regional en el noreste mexicano, al decirles a los agricultores de Tamaulipas qué tienen que hacer, olvidándose Clariond que, si a rateros vamos, ahí están los de Monterrey donde misteriosamente al año se pierde una presa de El Cuchillo con un costo de más de mil millones de pesos y nadie dice nada. Así, son estos señores de creídos, de altaneros y sólo quieren más y más agua. Los caducos criterios para determinar la cantidad de agua que necesita el pueblo de Nuevo León se determinan por una cuota diaria por habitantes (pero nunca ponen en claro el agua que consumen las empresas en sus procesos productivos); las concesiones otorgadas son en base a cantidades de agua y si se agotan demandan ampliar el polígono donde se encuentran, para nada tenemos una idea real del agua que estamos consumiendo de la Cuenca a que pertenecemos. La ignorancia es brutal en todo ello y es aquí, donde debemos de intervenir el Pueblo y sus científicos, para cambiar de una vez por todas los criterios para comprender el ciclo del agua del cual dependemos. Geológicamente sabemos que nuestra agua escurre desde las montañas Rocallosas, formamos parte del bajo Río Bravo y también nos abastecemos de aguas de lluvias y huracanes del Pacífico y Golfo de México, moderados por los fenómenos Niña y Niño y el azote del impactante Cambio Climático, por lo tanto, nuestra “llave natural” si se cierra en las Rocallosas, la pagaremos muy caro como ya está sucediendo en California y estados centrales de USA, “La megasequía que no se ha visto en 1.000 años”. Jonathan Amos.BBC (13/2/2015). Ante ello, todo una revolución en el conocimiento del ciclo del agua al que dependemos es urgente; igualmente cambiar los sistemas de captura del agua mediante un Plan Hídrico moderno Nacional en todo el país, utilizando la tecnología Key Line; eliminar de plano las fábricas que producen comida y bebidas chatarra (panes, galletas, embutidos, cervezas, refrescos y demás basura “alimenticia”) consumimos al año 214 kilogramos de comida chatarra, somos el país de mayor ingesta de productos ultra procesados (La Jornada 17/6/2021). Ya vamos tarde ante el avance del Cambio Climático, urge un manejo nuevo del agua, diferente de su consumo diario en su ingesta, limpieza y servicios básicos. Todo tendrá que cambiar, para defender la vida y ya no depender del interés de unas cuantas ratas del agua, mezquinas, gandallas e ignorantes y en sí, destructoras de la vida humana y de ecosistemas. Es necesario crear un verdadero Poder Popular para salvar la vida de todos y de la Naturaleza. Superar lo que existe en materia del conocimiento del agua, su uso, consumo y salvaguarda de la misma, y ello sólo puede ser fruto de una verdadera transformación económica, política, social y cultural, por eso la oligarquía local le bufa a la Cuarta Transformación ¡Órale!
raurubio@gmail.com
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