Lunes 12 de octubre de 2020, p. 9
El programa Sembrando Vida no ayuda a la conservación de bosques ni selvas, ya que no se desarrolla en terrenos forestales. Además, hay inequidad entre él –al cual el gobierno presenta como una acción de reforestación a la que se destinan 28 mil millones de pesos– y el sector dedicado a la actividad, que abarca 22 millones de hectáreas con potencial económico y que este año tuvo 2 mil 586 millones de pesos, 10 veces menos, señalaron organizaciones especializadas en esas zonas.
Las regiones boscosas del país concentran las localidades con la mayor pobreza y rezago en desarrollo humano, además de que el crimen organizado ha avanzado en ellas; a esto se suman las concesiones mineras otorgadas en esas partes, por lo que la contracción de la política de fomento al manejo forestal sustentable favorece estas actividades extractivas de gran impacto y las de carácter ilegal
, advirtieron la Red Mocaf, Reforestemos México, y otras 51 organizaciones del sector forestal.
El titular de la Secretaría de Bienestar, Javier May Rodríguez, dijo que Sembrando Vida es el programa de reforestación más grande del mundo
debido a que tiene una producción de 618 millones de plantas y árboles maderables y frutales de diversas especies. Hace unos días, en una conferencia de prensa vespertina sobre los planes de bienestar, sostuvo que se lleva un avance de 98 por ciento en la meta de un millón 75 mil hectáreas previstas para plantaciones hasta 2021, así como 99 por ciento en el total de 430 mil sembradores programados para el próximo año.
Este programa tiene una narrativa que genera confusión en la sociedad: a veces se presenta como uno de bienestar, de combate a la pobreza y a veces como uno que combate la degradación, pareciera ser que el presupuesto que se invierte ayuda a la conservación de los bosques, pero no necesariamente es así. Son territorios distintos. El universo es un millón de hectáreas, pero en las que se realiza son zonas no dedicadas a la actividad forestal
, señaló Gustavo Sánchez, director de la Red Mocaf.
Agregó que otro tema para revisar Sembrando Vida es que la mitad del territorio del país está en manos de ejidos y forestales, pero el programa atiende de manera individual a su población objetivo y no contribuye a atender al sector social
.
Por su parte, Manuel Montes, integrante del Consejo Nacional Forestal, sostuvo que ese proyecto requiere capacitación porque la siembra de árboles frutales se debe hacer donde hay agua, y en el norte del país, cuyas condiciones son más secas, no está orientado a variedades como nopal o maguey, que no requieren tanto líquido.
Las organizaciones propusieron que rumbo a 2024 se deben incorporar al manejo forestal sustentable 16 millones de hectáreas; alcanzar cero deforestación mediante protección, restauración y conservación; para eso se requieren inversiones crecientes de 7 mil millones de pesos en 2021, en 2022 16 mil millones y 24 mil millones en 2023. La cifra más alta propuesta no llega a lo invertido con Sembrando Vida y tendría un impacto territorial 15 veces mayor.
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