martes, 17 de diciembre de 2019

La Negrura que Martha Baró alborotó en Monterrey, la convierten en un patrimonio cultural imprescindible de los Regios…


RAÚL A. RUBIO CANO
Diciembre 4 de 2019
Hace más de 20 años, como invitado editorialista del periódico El Norte, escribí una colaboración titulada: “Si el indio no se ve, el Negro menos”. Refiriéndome a las raíces humanas que han conformado al regiomontano y bueno, prueba de que hay gente (obviamente blanca) que no le gustó nuestro análisis demográfico, pues ya no me volvieron a invitar como editorialista. En esa ocasión, hablábamos del informe de un “Oidor” de la Nueva España, que había venido a estas tierras del noreste a indagar cómo andaban las cosas y, en 1783, señalaba que en la ciudad de Monterrey, capital del Nuevo Reino de León, el 50 por ciento de la población era Negra, traída recientemente de África; el 15 por ciento Lobo, casta conformada por la mezcla de Indio y Negro; otro 15 por ciento Mulata, mezcla de Blanco y Negro: 15 por ciento Blanca y el restante 5 por ciento, India. Hablaba, un servidor, bajo estos datos del Oidor -o informante colonial-, que la negrura del Regio era una realidad constatable y de que sí hoy no eran muy evidentes los rasgos del Negro entre nosotros, era porque éstos se habían diluido al paso del tiempo por las diferentes mezclas de población blanca u occidental. Sin embargo, quedan todavía en muchos de nosotros esa negrura que vino del África en estructuras físicas, colores de piel, característica del pelo y hasta gustos por cierta forma de bailar, comidas y palabras, tal vez por eso, cuando vinieron a estas tierras hace ya un buen número de años las Cubanas Martha y Daisy, el dueto “Las Capellas”, removieron esa “Negrura” que muchos de nosotros llevamos dentro y fue sobre todo Martha Baró, la que se ganó con sus cantos y forma de ser, el más diverso público regiomontano. Hoy, nuestra Martha ya no está físicamente con nosotros, pero ¡Caramba! queda su obra para siempre por haber zarandeado a esa Negra y Negro que muchos regios llevamos en las entrañas ¡Gracias Martha! por estrechar los lazos México-Cuba y no dejar de recordar que esta ciudad también la formó sangre africana, tal vez por eso, nos hiciste tan felices con tus ritmos y cantos, y por eso, nunca serás olvidada, porque África y Cuba siguen presentes en nosotros, al recordar tu forma de ser, de cantar y bailar, eres todo un verdadero patrimonio cultural de estos tiempos ¡Gracias Martha!

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