miércoles, 4 de diciembre de 2019

Exilio y asilo no son novedad en México


Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Noviembre 14 de 2019
Desde los siglos 18 y 19 se encuentran antecedentes del exilio político, los jesuitas fueron expulsados de algunos territorios de los imperios franceses, españoles y portugueses y generalmente las causas fueron por la defensa de los derechos de los pueblos originarios.
Las guerras pro independencia en Hispanoamérica provocaron numerosos exilios de nacionalistas y realistas de manera que los diversos proyectos políticos, liberales o conservadores han sido objeto de exilios y asilos.
Víctor Raúl Haya de la Torre fue un pensador y político peruano, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y líder histórico del Partido Aprista Peruano, llegó a México como refugiado  en 1923 invitado por el escritor y ministro de Educación, José Vasconcelos tras haber sido encarcelado por el régimen de Augusto Legía.
El gobierno de Lázaro Cárdenas accedió a concederle asilo político al ideólogo y revolucionario ruso León Trotsky, exiliado de la Unión Soviética por José Stalin, Trotsky llegó a México tras una serie de gestiones realizadas por el pintor Diego Rivera.
Entre 1939 y 1942, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, México asiló a más de 25.000 españoles. Entre ellos estaba el poeta Luis Felipe y el director de cine Luis Buñuel, quien posteriormente se convirtió en ciudadano mexicano.
En este numeroso grupo se encontraba lo más ilustre de la intelectualidad española que influyó en todos los ámbitos de la sociedad mexicana; fue un exilio de socialistas y México fue el único país latinoamericano que no reconoció nunca al gobierno del dictador Francisco Franco y nadie se encolerizó como los conservadores actuales con Evo Morales.
En 1955, tras haber sido encarcelado por oponerse al régimen del dictador Fulgencio Batista, Fidel Castro de 28 años partió de Cuba hacia México y ese refugio le sirvió a Castro para preparar su campaña revolucionaria. Tras 18 meses en México regresó a su país junto con Che Guevara y otros aliados. 
En 1976, durante el golpe de Estado en Argentina, el presidente peronista de ese país, Héctor José Cámpora, se asiló en la embajada de México en Buenos Aires, permaneció ahí tres años hasta que en 1979 las autoridades militares le permitieron partir hacia México y aquí murió.
El prominente personaje, Mohamed Reza Pahlevi, el Sha de Irán llegó a México en 1979 tras haber sido derrocado durante la Revolución Islámica en su país. El gobierno mexicano le otorgó una visa de turista y el Sha estuvo varios meses viviendo en la ciudad de Cuernavaca.
La familia del presidente chileno Salvador Allende, destituido y asesinado por un golpe de Estado en 1973, su viuda, Hortensia Bussi y sus hijas, Isabel y Beatriz, así como varios integrantes del gabinete de Allende, fueron recibidos por el gobierno mexicano como refugiados.
Rigoberta Menchú Tum, indígena Maya guatemalteca activista, defensora de los derechos humanos cuyo hermano menor fue secuestrado y asesinado por el ejército, su padre quemado vivo con 29 ocupantes de la embajada de España y su madre murió torturada fue protegida y asilada por el gobierno mexicano y galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1992. Y no mencioné a Giuseppe Garibaldi y José Martí.
Estos son los ejemplos más destacados de los asilados recibidos en México, todos personas insignes y eminentes que algo le han legado al país. Nadie dijo nada cuando Peña Nieto compró, voló y se paseó con la Gaviota en el flamante avión que nos costó 3 mil millones de pesos, mas todos pusieron el grito en el cielo porque un viejo avión del Ejército mexicano, trajo a Evo Morales para salvarle la vida, AMLO no puede levantar un dedo para defender a alguien porque los conservadores se echan sobre él.

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