domingo, 9 de junio de 2019

Valentina Vladímirovna Tereshkova; mujer empoderada


Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Mayo 23 de 2019
La navegación fuera de la atmósfera terrestre comenzó en la 2ª mitad del siglo pasado, la astronáutica es una rama científica amplia y de gran complejidad en la que participan las matemáticas, la astronomía, la robótica, la computación, la electrónica y la bioingeniería, entre otras, actualmente, la exploración espacial es una disciplina de gran utilidad que ha originado otras asignaturas científicas.    
Valentina Vladímirovna Tereshkova (1937) fue la primera mujer cosmonauta civil que en junio de 1963, a los 26 años viajó al espacio, en una hazaña inmortal; ella es descendiente de una humilde familia campesina que habitaba en Yaroslav,  pequeña aldea de Rusia; la niña quedó huérfana de padre a los 3 años en tiempos de la 2ª Guerra Mundial, por lo que se vio obligada a ayudar en el sostén de su familia a muy temprana edad, a pesar de ello, al terminar la guerra, contando con 8 años comenzó a estudiar sin abandonar su trabajo.
Tereshkova aspiraba a progresar, tenía un enorme deseo de aprender, por lo que eligió estudiar ingeniería técnica industrial. A los 22 años el paracaidismo se convirtió en su pasatiempo preferido, convirtiéndose en breve tiempo en una de las mejores y ágiles paracaidistas del aeroclub de su localidad que era una organización auxiliar de la Fuerza Aérea soviética. Desde muy joven se distinguió por su pasión hacia el sistema comunista por lo que en 1961 fue designada Secretaria local de la Liga de Juventudes Comunistas. Audazmente, solicitó ingresar al Centro de Entrenamiento para Cosmonautas, su experiencia en paracaidismo fue definitiva para que fuera aceptada.
En 1962 resultó seleccionada  para ingresar en el cuerpo femenino de cosmonautas con cuatro candidatas más, pero solo Valentina fue elegida para  viajar al espacio a bordo del Vostok 6. Su nombre en clave durante la misión fue Chaika, que en español significa Gaviota.
El viaje espacial de Tereshkova fue de 70 horas y 50 minutos, tiempo suficiente para dar 48 vueltas alrededor de la Tierra; desde el  Vostok 6  dijo: “Aquí Gaviota, aquí Gaviota. Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Ustedes no pueden imaginar lo hermoso que es. Cualquiera que vea la Tierra desde el espacio exterior, no puede dejar de ser asaltado por una sensación de reverencia y amor por este planeta que es nuestro hogar”. 
Después de su viaje al espacio, Valentina ingresó en la Academia de la Fuerza Aérea Zhukovski, y se graduó como ingeniera espacial en 1969 y años más alcanzó el doctorado en ingeniería.
En 1969 fue disuelta la sección femenina de cosmonautas lo que ofreció a Valentina la oportunidad de dedicar su vida a la política que era también su pasión, así llegó a destacar, incluso internacionalmente, como una eminente mujer del Partido Comunista, pero permaneció como colaboradora científica del Centro de Entrenamiento para Cosmonautas y en 1970 fue nombrada Coronela Ingeniera del Ejército del Aire de la URSS, en femenino el nombramiento suena disonante pero es correcto.
Por su destacada participación en la política fue nombrada integrante del Soviet Supremo; en 1966 fue asociada del Concilio Mundial de Paz, por ello sobresale como una ferviente defensora de la paz en el mundo; dedicó su posición política para, ayudar a los ciudadanos con problemas  y para  dar asistencia personal a varios orfanatos. Asimismo, fue una incansable luchadora del movimiento feminista soviético. Quería que las mujeres soviéticas fueran tratadas en igualdad de género.
En 1997 Valentina se retiró de sus actividades en la cosmonáutica y de la política, pero se distingue también por haber recibido: Dos Órdenes de Lenin; reconocimiento como Heroína de la Unión Soviética. La Medalla de Oro de la Paz de Naciones Unidas.  La Medalla de Oro Joliot-Curie. Posee numerosos doctorados “Honoris causa”, y medallas científicas otorgadas por Universidades y Sociedades de distintos países. Distinguida Mujer del siglo XX. Otorgada el año 2000 por una asociación internacional de Londres.
Tereshkova, es un ejemplo de la cultura del esfuerzo, del querer es poder. Además, opino que es urgente que cuidemos el agua, si es poca, a todos nos toca.

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