RAÚL A. RUBIO CANO
Julio 9 de 2019
Hay homenajes a la obra de Miguel León-Portilla en estos últimos días en la Ciudad de México y donde, un conjunto de investigadores aporta lo suyo sobre la obra de León-Portilla. Informa el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que: “la gran reivindicación del levantamiento neozapatista, en el aldabonazo —como él mismo lo llamó—, del 1 de enero de 1994, no se hubiese dado igual sin la perspectiva lingüística y cultural abierta por don Miguel”, aseguró, Rodrigo Martínez Baracs, investigador del INAH. Agregó, que, Con Visión de los vencidos, publicada en 1959, el emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) abrió el verdadero diálogo entre los dos mundos. Y que, así como Edmundo O’Gorman, en La invención de América (editada un año antes, en 1958), había llamado a examinar cómo los europeos fueron incorporando a su pensamiento al continente americano, concibiéndolo como un Nuevo Mundo; “don Miguel llamó a estudiar cómo los americanos percibieron a los invasores del Viejo Mundo, y su inserción en un mundo, por primera vez, global”. Al respecto, el director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Baltazar Brito, expresó que los trabajos de su maestro alcanzan el rango de clásicos, porque en su contenido “se ven reflejadas todas las culturas del mundo”; la lectura de sus libros “humaniza”. En su opinión, La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes y la citada Visión de los vencidos, ya son clásicos de la historiografía nacional; en el primero, presentó de forma inédita cuál era la concepción del ser humano del mundo mesoamericano, “demostrando que los pensamientos abstractos y filosóficos se hallaban presentes en las culturas precolombinas”. Brito anunció que próximamente saldrá la edición —revisada por el maestro— de los Códices Matritenses del Palacio Real, un asunto del que está pendiente don Miguel, aun en su convalecencia. En esa misma mesa, titulada: “Miguel León-Portilla, el tlamatini”, la cual fue moderada por la doctora Aída Castilleja, secretaria técnica del INAH, participó la periodista e historiadora Ángeles González Gamio, quien recordó que fue en 1974, cuando el homenajeado recibió el nombramiento de cronista de la Ciudad de México, un cargo que no quería en un principio, pese a que toda su obra puede ser considera “una gran crónica, la cual va más allá del trabajo de un historiador, porque Miguel se ha metido realmente en el alma de los antiguos mexicanos”. En la misma idea coincidió la doctora Ana Rita Valero, quien al hablar del estudio de los códices mexicanos por parte de León-Portilla, señaló que “él domina a la perfección estos documentos mesoamericanos, los de antes y los de después de la Conquista, para demostrar que, tras este evento histórico, los pueblos indígenas siguieron escribiendo porque no pudieron dejar de hacerlo, no pudieron abandonar sus plumas ni prescindir de sus códices. “Es un hecho que, en el escenario de grandes pérdidas sufridas a raíz de la Conquista, la escritura sobrevivió. No se perdió, no se detuvo, no se desmanteló; lo que sí pasó con otras manifestaciones como la escultura o la arquitectura. Por eso don Miguel ha dicho que México es una tierra de libros, una Amoxtlalpan, antes y después de la Conquista”. ¡Órale! Gracias INAH por su valiosa información en la defensa de la identidad mexicana… raurubio@gmail.com
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